CONTRA DE SEXTA

Pequeñas pero matonas

Rosa María Garzón Íñigo

Son de esas cosas que, como siempre están presentes, damos por hecho o se vuelven prácticamente invisibles y que, a pesar de formar parte inherente de nuestra existencia, infravaloramos su auténtico e indiscutible valor, lo grandioso de su esencia y el bien que nos aportan sólo por existir.

Con apenas dos o tres centímetros de tamaño, la relevancia de su presencia es reconocida en todo el mundo, tanto como los beneficios para nuestra salud.

Seres vivos cuyo instinto es capaz de anticipar la preparación defensiva necesaria para protegerse a sí mismas y a su comunidad. Sociales y constructoras por naturaleza pues, literalmente, dan su vida por salvar al resto de su especie, como ya dijera don M. de Unamuno en su obra Niebla: … Nada que no sea colectivo es ni sólido ni durable. Es evidente que aún nos queda mucho por descubrir e integrar en nuestra sociedad sobre su importancia.

Sin embargo, una vez más, especialista en tirar piedras sobre nuestro propio tejado, el ser humano y las repercusiones de su existencia han llevado a poner a estos seres vivos en peligro de extinción. Lo que bien podría haber sido una simbiosis natural entre especies desde la Edad de Piedra y hasta la actualidad, su abuso está acabando con la base de su existencia y los beneficios que conlleva.

Convertidas en la base de nuestra alimentación, sin la polinización y el trabajo que su presencia generan, el ecosistema en el que vivimos pierde su natural orden, alterado, negativamente, por los efectos del cambio climático, del que también somos responsables.

En estos momentos en el que, tras demasiadas penurias y el casi nulo reconocimiento, los agricultores, ganaderos y apicultores están más soliviantados que nunca, con razón, y así lo vienen manifestando, como pueden, veo más necesario que nunca pararnos a recapacitar sobre la importancia y repercusión de su ingente y duro trabajo en el total de la sociedad. ¿Acaso somos incapaces de ver que son las abejitas que todos necesitamos para disfrutar de una vida saludable y completa? Que nos procuran el alimento que a diario consumimos en nuestros hogares y que sin su labor este mundo que nos estamos cargando dejará de ser saludable. ¿Qué más precisamos para darnos cuenta y valorarles como realmente merecen?

Ahora, cuando el cuidado del cuerpo se ha convertido en culto y tenemos mucho más en cuenta lo que ingerimos, conocemos su procedencia y podemos elegir, preguntarnos por qué el precio del producto más cercano es superior al que llega de más lejos y entenderlo antes de adquirirlo, puede que no esté al alcance de todos los bolsillos, pero es la manera de ser conscientes de que algo no se está haciendo bien y las políticas que rigen estos criterios, evidentemente, fallan. Por eso toca apoyarles en la medida que cada quien pueda, para que, lo esencial sea respetado y protegido como realmente merece pues, si se extinguen, pereceremos.