Esta enfermedad la provoca un hongo presente de forma habitual en la flora intestinal y vaginal de la mujer que produce infección cuando se reproduce de forma acelerada.

La frecuencia de la infección vaginal por cándida ha ido incrementando en los últimos años debido a algunos cambios en los hábitos de vida.

  • Aumento de los niveles de estrés.
  • Uso cada vez más frecuente de antibióticos.
  • Uso de productos de higiene no adecuados.
  • Ropa más ajustada.
  • Exceso de humedad.
  • Ingesta abusiva de azúcares.

El hongo responsable, Candida Albicans, es un hongo diploide en forma levadura, de la familia de los sacaromicetos. Es un patógeno oportunista, ya que se comporta como un organismo comensal al formar parte la microbiota normal de los tractos respiratorio, gastrointestinal y genitourinal, pero una disrupción en el estado imunológico del hospedador o en el entorno local lo convierten en patógeno. Una de sus características más notables en relación con su patogenicidad es su versatilidad morfológica para cambiar entre su forma de levadura a hifas filamentosas.

Candida albicans puede asumir patogeneidad, provocando la candidiasis; en ese caso, se presenta como una afección vaginal (vaginitis), de la cavidad oral (afta), del intestino o de la piel. También puede provocar hongos vaginales.

Factores predisponientes

Las condiciones fisiológicas de la vagina y la vulva se alteran y originan la disminución de la inmunidad local y el cambio en el pH vaginal, lo que a su vez facilita la aparición de infecciones.

El 75% de las mujeres sufren un episodio de candidiasis antes de la menopausia y hasta un 50% tiene recaídas. Una minoría de estas últimas padecen más de cuatro infecciones al año, recibiendo entonces el nombre de candidiasis recurrente.

Los síntomas

Los síntomas de esta infección son locales, de hecho, ya en la exploración, los facultativos pueden ver irritación intensa en la zona, flujo anormal, e incluso lesiones por rascado.

Los principales síntomas en la candidiasis son:

  • Prurito (picor) y ardor genital.
  • Enrojecimiento vulvar y vaginal.
  • Molestias al orinar (por la irritación vulvar).
  • Dolor o molestias durante el coito.
  • Vaginismo secundario.
  • Flujo vaginal de aspecto blanquecino grumoso (similar al yogur).
  • Sensación de sequedad secundaria.
  • Grietas en genitales externos.
  • Disconfort posterior.

Candidiasis vaginal.

Causas de la candidiasis vaginal

Las principales causas de la candidiasis vaginal son:

  • Cambios en el pH vaginal (que se haga menos ácido).
  • Cambios hormonales (embarazo, uso de anticonceptivos hormonales, menopausia).
  • Cambios en la flora bacteriana (uso reciente de antibióticos, estrés…).
  • Disminución del sistema inmune (personas con infecciones sistémicas importantes tipo gastroenteritis, covid-19, hepatitis, pacientes oncológicas o diabéticas).
  • El estrés y los malos hábitos higiénicos (comer inadecuadamente excediendo los azúcares) influyen en la inmunidad local y sistémica.
  • Irritantes vulvares (jabones inadecuados, abuso de salvaslip, exceso de humedad, exceso de limpieza…).

¿Por qué cambia el pH vaginal? Las etapas y situaciones fisiológicas en las que aumenta el pH vaginal y, por tanto, ayudan a que la cándida prolifere, son la pre pubertad, la menstruación, el embarazo, junto con la postmenopausia.

El consumo de antibióticos disminuye la concentración de lactobacillus, la bacteria que elabora el ácido láctico y que forma parte de la flora que acondiciona el pH ideal para evitar que los hongos se adhieran a la vagina.

El tratamiento

El tratamiento será habitualmente tópico (por su menor tasa de efectos adversos) mediante antifúngicos en forma de óvulos vaginales y cremas externas, con una eficacia similar a la vía oral. En candidiasis más severas se complementa con antifúngicos orales. La variedad de principios activos y de formas de tratamientos es amplia, adaptándose a la gran necesidad de demanda por su alta frecuencia.

En casos de micosis crónica recurrente, muy frecuente y en muchos casos infradiagnosticada por sus síntomas autolimitados, moderadamente tolerados y que reaparecen sobre todo antes de la regla, requiere de pautas de tratamiento largas, incluso de 6 a 12 meses.

Cabe señalar que es importante tratar a la pareja, aunque no tenga síntomas ya que podría ser portador/a asintomático/a.

Como tratamiento coadyuvante del farmacológico, y a su vez para potenciar la prevención de las micosis, manejamos otros productos como probióticos tanto vaginales como orales, prebióticos, productos vaginales con macropartículas de plata o incluso de cloruro de decualinio.

Este tipo de tratamientos no farmacológicos nos ayudan a mejorar la microbiota vaginal y la inmunidad local, evitando sobrecrecimientos de gérmenes que pertenecen a la flora vaginal y que ocasionan la infección y los síntomas.

Cómo prevenirla

Tomar las siguientes precauciones te puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir esta infección:

  • Llevar una dieta sana.
  • Mantén la vagina limpia y seca, evita utilizar productos que causen irritación o que puedan variar el pH de la zona, como geles o jabones agresivos. Hay productos específicos para la zona íntima que no alteran el pH , y preferiblemente usar ropa interior de algodón, que permite la transpiración y por tanto previene infecciones.
  •  Fármacos. Los antibióticos pueden favorecer este tipo de infecciones vaginales. Si tienes que tomarlos por algún motivo, es aconsejable que consumas probióticos, como yogures con Lactobacillus o bífidus, para evitar que proliferen los hongos.
  • Si acudes a la piscina o a la playa , procura llevarte bañadores de recambio y evita tener puestas las prendas húmedas demasiado rato. La humedad y el calor favorecen el crecimiento de los hongos.