El PERIÓDICO ha tenido acceso al vídeo del accidente del MD-82 de Spanair grabado por una cámara de seguridad de AENA el pasado 20 de agosto. Esta es la grabación que vieron los Reyes de España y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el día siguiente de la catástrofe y que fue remitido al juzgado de Madrid que instruye el caso.

Las imágenes están tomadas desde muy lejos y, pese a su deficiente calidad, son las únicas de que dispone AENA sobre el accidente. Gracias a las mismas, los investigadadores descartaron rápidamente una primera versión de la causa de siniestro difundida por algunos testigos presenciales que hablaba de una explosión o un incendio en el motor izquierdo.

En el vídeo se observa cómo el avión levanta el morro más de la cuenta y casi no despega de la pista. La cámara fija está situada en la Torre Sur y enfoca el último tramo de la pista 36L de la nueva terminal 4 desde tan lejos que hay que contemplar la cinta fotograma a fotograma y ampliarlos para captar todos los detalles.

La aeronave apenas se levantó del suelo

El avión entra en el plano por la parte derecha de la imagen y en ese instante levanta de modo muy pronunciado el morro, sin apenas alzar la parte trasera. De hecho, al congelar ese instante en un sistema de reproducción convencional cuesta ver, incluso con la imagen ampliada, si la aeronave llegó a levantarse completamente del suelo. Aunque la ausencia de huellas y restos en la pista han demostrado que así fue y los supervivientes han contado cómo notaron que estaban en el aire.

Durante el breve ascenso no se observa ninguna explosión ni el incendio del motor que algunos testigos visuales dijeron haber apreciado. Lo que sí queda claro es que el aparato tarda mucho en levantarse, como declaró ante la Guardia Civil el comandante Darío Manuel Sales Marote, del vuelo de Iberia IB 6464, a su copiloto cuando aterrizaban en Madrid procedentes de Guayaquil: "Ese avión casi se come la pista".

Arrastrando la panza

El avión parece intentar sostenerse durante apenas unos segundos, gira a la derecha y se desploma contra el suelo arrastrando la panza, ya fuera de la pista, hasta desaparecer del plano, momento en el que se precipita por los desniveles que desembocan hasta el caudaloso arroyo de la Vega.

Antes de desaparecer de la vista, el avión levanta una gran polvareda que dificulta la imagen. Sin dar tiempo a que el polvo desaparezca, en el mismo punto en que fue visto por última vez el avión, aparece una gran bola de fuego que se alza varios metros hasta desaparecer engullida por una nube de humo de un negro intenso que por la distancia en la que están tomadas las imágenes podría haber alcanzado más de 100 metros de altura.