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Astrónomos del país idean una misión para buscar otra Tierra

El proyecto Echo es uno de los cuatro finalistas de un gran concurso europeo.El telescopio ha sido concebido para analizar la atmósfera de planetas extrasolares.

Astrónomos del país idean una misión para buscar otra Tierra

Desde que en 1995 los astrónomos suizos Michel Mayor y Didier Queloz descubrieron 51 Pegasi b, el primer exoplaneta o planeta situado fuera de nuestro sistema solar, la búsqueda de otros mundos ha sido incesante. No solo se han detectado y confirmado más de 500 planetas que orbitan alrededor de estrellas más o menos lejanas, sino que la NASA ha anunciado recientemente que el telescopio Kepler, lanzado en el 2009 con este propósito, ha localizado nada menos que 1.200 candidatos. El problema de los planetas es que, en la mayoría de los casos, a duras penas se ha logrado inferir la masa, algunos parámetros orbitales o su supuesta temperatura. No se sabe mucho más.

Si realmente hubiera un mundo de aspecto terráqueo o incluso un planeta con vida, podría pasarnos inadvertido.

Para cubrir esta laguna, un equipo del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE), situado en el campus de Bellaterra, ha participado en el diseño de una misión consagrada al análisis de las atmósferas de los exoplanetas. Se llama Echo (Exoplanet Characterization Observatory) y ha sido seleccionado por la Agencia Europea del Espacio (ESA) como uno de las cuatro finalistas del programa Cosmic Vision, al que aspiraban medio centenar de proyectos. "Es una competición muy dura porque solo habrá un ganador, un único lanzamiento", dice Ignasi Ribas, astrofísico del ICE y coinvestigador principal de la misión. Su colega Mercedes López-Morales también es miembro del equipo científico principal. La propuesta ganadora sería puesta en órbita entre los años 2020 y 2023.

La visión directa de exoplanetas es prácticamente imposible porque la luz de las estrellas deslumbra al observador situado en la lejanía. Es como pretender ver un mosquito que se ha posado sobre el faro de un coche situado a 100 metros. Así que los astrónomos se han armado de ingenio y han desarrollado medios indirectos de detección. Uno de los esenciales es el llamado sistema de los tránsitos, explica Ribas. Cuando un planeta pasa por delante de su estrella, el brillo desciende ligeramente, lo que permite deducir la presencia de un objeto.

La misión Echo, sin embargo, irá un poco más lejos: como la luz de la estrella también pasa ligeramente a través de la atmósfera del planeta, se modifica el espectro observado (grosso modo, cada color corresponde a un diferente elemento químico). Con esos datos, el equipo investigador confía en determinar con precisión la composición del planeta, la temperatura y la existencia de nubes, entre otras características. Echo ha presentado como credenciales en el concurso diversas propuestas en las técnicas de análisis. "Nunca se ha analizado un planeta en un espectro tan amplio", resume.

MAS INVOLUCRADOS Además del ICE (centro mixto IEEC-CSIC), participan también los institutos de astrofísica de Canarias (IAC) y Andalucía (IAA) y el Centro de Astrobiología de Madrid, así como científicos de media docena de países europeos. La participación española representa una sexta parte del total. "Las tareas no se han definido aún, pero la idea es que España contribuya al diseño de la carga útil".

La ESA había puesto como requisitos que el equipo de análisis midiera dos por dos metros y pesara dos toneladas, como máximo. La misión ganadora, que será seleccionada tras infinidad de comités, debería empezar a construirse en el 2015.

"Sería un telescopio especializado en tomar datos espectrales, desde el canal visible hasta el infrarrojo medio --dice Ribas--. Las medidas aún no están definidas, pero tendría un espejo de entre 1,2 y 1,5 metros".

Aunque el tamaño puede parecer pequeño, insiste, la misión no trata tanto de buscar planetas, sino de caracterizar planetas ya conocidos. De hecho, es posible que en el 2020 no haga falta buscar más. "A este paso, igual llegamos pronto a 20.000 --aventura el astrofísico--. El salto de los últimos años ha sido abismal", concluye Ribas.

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