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ENCIERRO DRAMATICO CON 23 HERIDOS, ENTRE ELLOS UN EXTREMEÑO

Los Sanfermines bordean la tragedia por una puerta cerrada

La afluencia masiva causó el tapón y reabre el debate sobre limitar la participación

El dramático encierro de los Sanfermines de ayer, con una angustiosa montonera en el acceso a la plaza y 23 heridos, ha tenido dos consecuencias: el Gobierno de Navarra ha iniciado una investigación para determinar por qué no se abrió una de las puertas de acceso al coso, y a su vez se ha reactivado el debate sobre la conveniencia de limitar el número de corredores.

El balance del penúltimo encierro, con toros de Fuente Ymbro, pudo haber sido muchísimo peor de no haber mediado, una vez más, el capote de San Fermín. El santo ya estaba teniendo trabajo extra estas fiestas, pero lo de ayer, con un tumulto en el que decenas de corredores y los propios astados formaron una muralla en la entrada de la plaza, apenas tiene precedentes. En 1975 y en 1977 se vivieron escenas similares, y en ambos casos falleció una persona. Ayer hubo dos heridos graves por aplastamiento, un joven vasco y otro irlandés, pero ambos evolucionan positivamente.

Entre los heridos hubo un extremeño, J. G. C., de 21 años y nacido en Castuera, que sufrió un traumatismo leve en el encierro pero que por la tarde fue dado de alta, informa Efe.

JAPONESES CON PATINES En los últimos años, se ha comprobado que el recorrido de los encierros se colapsa durante los fines de semana como consecuencia de la masiva llegada de visitantes. Además, muchos extranjeros, ajenos a las normas básicas de seguridad, ponen en riesgo al resto de los participantes. Cada mañana los mozos navarros ayudan a sacar del recinto a las personas que no cumplen esas normas básicas de seguridad, bien por su estado de embriaguez o por su indumentaria. Es habitual encontrar a extranjeros dispuestos a correr el encierro con sandalias, mochilas o cámaras de vídeo en la mano, y este mismo año se ha detectado a una pareja de japoneses con patines. "Es como si yo voy a Estados Unidos y me apunto a un rodeo porque lo he visto por la tele", afirma Josu, un corredor.

Ante varias propuestas para limitar el número de corredores, la Federación de Peñas siempre ha sostenido que quien desee correr en los encierros de los Sanfermines debe poder hacerlo de forma "anónima, libre y desinteresada". A pesar de que la preocupación es palpable en Pamplona, la inmensa mayoría defiende que se mantenga la tradición y siga corriendo quien lo desee.

MONTAÑA HUMANA La sobrecogedora escena vivida ayer tuvo su origen en la puerta de acceso a la plaza, que antes del encierro está cerrada para permitir la entrada al callejón de la Policía Foral, y que se abre antes de que lleguen los primeros mozos. Sin embargo, la avalancha humana impidió seguir el procedimiento de costumbre y solo dio tiempo a abrir una de las hojas de la puerta, por lo que el tumulto fue inevitable.

Los mozos sabían que los toros llegarían en breves instantes, pero estaban con una montaña de corredores aplastados, algunos en estado de inconsciencia. La llegada de los astados multiplicó la angustia, pero milagrosamente solo cornearon a un mozo y no pisaron a los caídos.

Afortunadamente, a los responsables de la plaza se les ocurrió habilitar una salida para los toros por los callejones, lo que evitó males mayores. El Gobierno de Navarra ha adelantado que se analizará "en profundidad" el procedimiento seguido hasta la fecha por si fuera necesario modificarlo.

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