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LUCHA CONTRA UNA EPIDEMIA

El virus del Ebola se extiende en Africa y preocupa en Occidente

La infección de dos médicos de EEUU activa los controles y moviliza a gobiernos. El mayor brote ya ha causado 672 muertes y afecta a cuatro países

El virus del Ebola se extiende en Africa y preocupa en Occidente

El brote infeccioso causado por el virus del Ebola que se inició el pasado marzo en Africa occidental, el mayor de su historia, con 672 muertes identificadas hasta el pasado lunes, se escapa a las medidas de vigilancia establecidas en los tres países afectados --Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia-- y ha llegado a Lagos (Nigeria), donde ha fallecido un ciudadano procedente de Liberia. La muerte de un destacado virólogo especialista en ébola de Sierra Leona, el doctor Omar Khan, de 39 años --que atendió a cientos de infectados en el centro médico de Kailahun, que dirige Médicos sin Fronteras (MSF)--, y el supuesto contagio de otros dos científicos occidentales destacados en el perímetro del brote --Kent Brantly, de EEUU, actualmente hospitalizado en Monrovia (Liberia), y Azaria Marthyman, procedente de ese mismo país, y en cuarentena en Vancouver (Canadá) aunque aún no sufre los síntomas de la infección-- han activado las alertas en los gobiernos norteamericanos que, al igual que el de Gran Bretaña, prevén elevar las medidas establecidas para impedir que el virus hemorrágico salte de continente y se adentre en Europa o América. La elevada letalidad del ébola, que acaba con la vida de hasta el 90% de los infectados, favorece ese control y reduce sustancialmente el riesgo de que el virus llegue a Occidente.

El Gobierno de Nigeria, país con 20 millones de habitantes, intenta evitar que nuevos infectados lleguen a su territorio, consciente de que su elevada población haría muy difícil el control vírico. Nigeria suspendió el martes las operaciones de la aerolínea Asky, que vuela desde Liberia, y la compañía nigeriana Arik Air ha interrumpido sus vuelos a Liberia y Sierra Leona. El departamento de Salud nigeriano ha analizado a las 59 personas que tuvieron contacto con el fallecido. "No hay razón para el pánico --afirmó Jide Idris, ministro de Salud de Nigeria--. Podemos afirmar categóricamente que a día de hoy solo tenemos un caso importado de ébola y una muerte. Ningún nigeriano está infectado". La muerte a la que aludió Idris fue la de Patrick Sawyer, funcionario del Ministerio de Finanzas nigeriano, fallecido el 25 de julio. Todo el personal de ese ministerio permanece confinado en sus domicilios.

SIN CONTROL Desde Médicos sin Fronteras, una de las escasas organizaciones que actúan en la zona del brote, los mensajes no son esperanzadores. "Es una epidemia sin precedentes, fuera de control y que no hace más que empeorar--, dijo ayer Bart Janssens, director de operaciones de MSF--. Estamos muy inquietos ante el avance del brote".

En EEUU, los mensajes no son más esperanzadores. El presidente Barack Obama, permanentemente informado de la evolución de la epidemia, ha pedido que se incentive el control de fronteras. "Nos preocupa que el brote de ébola se propague sin control fuera del Africa occidental, como el incendio en un bosque", afirmó Stephan Monroe, del centro de prevención de enfermedades (CDC) de Atlanta (EEUU). Aunque no existe constancia de que algún ciudadano del Reino Unido sufra la infección, el Gobierno británico celebró ayer una reunión de emergencia, a instancias del primer ministro David Cameron, en la que se analizaron las medidas con que ese país podría detectar y acotar un posible caso importado de ébola. El ministro británico de Asuntos Exteriores, Philip Hammond, aseguró que el brote africano de ébola es "una amenaza" para Gran Bretaña. "El mundo está interconectado", dijo Hammond.

En el epicentro de la epidemia, la situación del personal sanitario occidental es extremadamente delicada. Además de atender a los infectados --más de 1.200 enfermos--, han de hacer frente al rechazo de algunos sectores de las poblaciones afectadas, que ven la presencia de los sanitarios occidentales como una intromisión en sus tradiciones. Los familiares de enfermos ocultan la infección para no ser estigmatizados, con el riesgo implícito de extender los contagios, y sigue resultando difícil que los médicos apliquen las medidas de vigilancia y detección adecuadas. También abunda la desinformación, aseguran.

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