Los datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) son tajantes y desmontan la versión de la invasión migratoria en Europa. En el 2018, el número de llegadas de inmigrantes de forma irregular descendió en todo el continente y alcanzó la cifra más baja de los últimos cinco años: 139.300 personas, aunque se triplicaron las llegadas por España. No obstante, la reducción de las operaciones de rescate, por el bloqueo sistemático de algunos países a acogerlos, hizo que aumentara de forma alarmante el número de desaparecidos en el mar: 2.275 fallecidos. De esta forma, cada día se perdieron seis vidas en el Mediterráneo, convertida ya en la ruta migratoria marítima más mortífera del mundo.

La cifra de inmigrantes muertos durante el 2018 es significativamente menor a la del 2017, cuando se contabilizaron 3.139 desaparecidos, y la mitad de los registrados en el 2016, año negro para la inmigración irregular, con 5.096 fallecidos. Sin embargo, en el 2018 hubo muchas menos llegadas que en los años precedentes. En el 2017 se registraron 172.324 llegadas, mientras que en el 2016 y el 2015 los datos se elevan hasta las 363.425 y el 1.015.877, respectivamente. Es decir, el Mediterráneo cada año es más mortífero, y ya muere uno de cada 51 inmigrantes que tratan de alcanzar Europa, según señala el informe Travesías desesperadas de ACNUR.

La tendencia es preocupante, ya que todo apunta a que en este 2019 muchos de quienes están en Libia, desde hace tiempo, seguirán intentando salir, por lo que las mafias les escoltarán más lejos de las aguas territoriales para esquivar a la Guardia Costera libia. Y de nuevo, los barcos de las oenegés deberán esperar una respuesta caso por caso, aguantando en alta mar a la espera de que los gobiernos decidan dónde pueden atracar.