El calvario judicial de María Salmerón, una mujer sevillana que decidió hacer caso a su hija y no obligarla a que viera a su padre, condenado en 2008 por maltrato, no parece terminar. Tras sentencias contradictorias y varios indultos, un juzgado de Sevilla le da ahora diez días para ingresar en prisión y cumplir así la condena de nueve meses por delito continuado de desobediencia con agravante de reincidencia por incumplir ese régimen de visitas. Salmerón ha recurrido el auto porque, insiste, no se tuvo en cuenta la voluntad de su hija, y advierte que llevará el caso ante el Tribunal Constitucional o Estrasburgo porque «aquí, las mujeres y los menores no tenemos justicia».

Salmerón, convertida en uno de los símbolos contra la violencia machista y galardonada incluso por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2015 por su lucha, ha sido condenada hasta en cuatro ocasiones por el incumplimiento del régimen de visitas. La menor, que entonces contaba con 13 años (hoy tiene 20) no quería ver a su progenitor, condenado a 21 meses de cárcel por malos tratos físicos y psicológicos aunque nunca llegó a pisar la prisión. Y así lo certificaron las psicólogas que la evaluaron a la niña en aquel momento.