La huella ecológica que está dejando la pandemia es una de las consecuencias más evidentes de la crisis sanitaria que estamos viviendo. Según un estudio publicado por la revista 'Environmental Science & Technology', mensualmente se desechan más de 129.000 millones de mascarillas. Por este motivo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con la empresa catalana Palens, ha desarrollado la primera FFP2 completamente biodegradable, que se fabricará en Vilassar de Mar (Maresme).

Con un diseño similar al de las mascarillas tradicionales y con una eficacia de filtración superior al 94%, estos cubrebocas respetuosos con el medio ambiente todavía están siendo evaluados para obtener la certificación europea, pero se prevé que lleguen al mercado antes de verano.

Ahorrar toneladas de residuos

Las nuevas mascarillas FFP2 son una evolución de los cubrebocas Proveil diseñados por el CSIC y comercializados desde el verano pasado. Fabricadas con nanofibras de origen natural, estas mascarillas ofrecían una mayor respirabilidad y eficiencia. También lograron una modalidad biodegradable - Proveil Biomask - que, a pesar de ofrecer un filtro compostable, mantenía las cuerdas ajustables de goma tradicionales. Ahora, con este nuevo modelo de EPI, el CSIC ha querido solucionar este problema creando unas gomas de sujeción compuestas de materiales derivados del maíz, por lo que estas FFP2 se convierten en las primeras mascarillas completamente biodegradables en todo el mundo.

Con una vida útil de 48 horas y por un precio aproximado de 2 euros, estas mascarillas biodegradables estarán disponible en la página web de Proveil tan pronto como superen los exámenes de la Unión Europea para obtener la calificación de CPA-FFP2.

Mientras que las mascarillas tradicionales utilizan el polipreno -un material de filtrado importado desde China que funciona por cargas eléctricas-, las mascarillas de nanofibra ofrecen una filtración mecánica que permite que no les afecte la humedad, tal y como ocurre con el resto de cubrebocas que encontramos en el mercado. La nanofibra las convierte en mascarillas más eficientes y con una mayor duración.

Su fabricación con materia primas naturales permitirá su fácil reciclaje y degradación, por lo que podrían llegar a ahorrarse toneladas de residuos plásticos que ya se están generando en la pandemia. Su filtro fabricado de nanofibras ofrece una mayor eficiencia frente a los aerosoles, pero también supone un nuevo avance en la búsqueda de la sostenibilidad medioambiental.