El torero extremeño Miguel Ángel Perera sufrió el 30 de abril una cogida en la Maestranza de Sevilla en su mano a mano con Antonio Ferrera. Resultó volteado de forma aparatosa por el sexto toro de Victorino Martín. El diestro fue atendido en la enfermería de la plaza. El parte médico reza: "Cornada por asta de toro en región dorso-lumbar izquierda, que afecta a musculatura paravertebral con apertura de fascia toraco-lumbar con dos trayectorias de 6 y 8 centímetros. Pronóstico reservado".

El diestro fue atendido en el centro Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla y recibió el alta el domingo 1 de mayo. Inmediatamente se trasladó a su finca Los Cansaos de Olivenza, donde se recupera. Durante los primeros diez días tuvo que guardar reposo absoluto.

Tras recibir el alto, el extremeño declaró que "me encuentro muy dolorido y molesto porque la afectación muscular ha sido importante y se trata de una zona esencial para tantos de nuestros movimientos, pero agradezco poder seguir con la recuperación en casa. Además, es la mejor señal de que la evolución es buena". Además, subrayó que "le he dado muchas vueltas al percance. El toro me pisó y me desequilibró, me dejó a su merced y sin posibilidad de escaparme. Noté la cornada y me asusté por la zona. El dolor fue muy intenso, pero sentía que estaba cuajando el toro y no podía permitir que la tarde se me escapara. Pero el toro cambió a partir de la cogida, ya no fue el mismo y, aunque lo intenté, no me dio más opciones”. “También he pensado mucho en lo poco que sirvió la corrida, en lo que se espera de ella. Creo mucho en la ganadería de Victorino y si hay una plaza donde merece la pena anunciarse con ella, ésta es Sevilla, por eso duele tanto que, al final, no pase nada y sientas que puedes hacer poco más. Pero, bueno, esto es el toreo, que es siempre impredecible…"