GRAN TARDE DE TOROS LA VIVIDA EN ALMENDRALEJO

Los tres toreros salieron a hombros en Almendralejo

Talavante, De Justo y Ortega llenaron este sábado de buen toreo el hermoso Coso de la Piedad y abrieron la Puerta Grande

Alejandro Talavante, la tarde de este sábado en el Coso de la Piedad.

Alejandro Talavante, la tarde de este sábado en el Coso de la Piedad. / EFE / JERO MORALES

Antonio Castañares

Antonio Castañares

A plaza casi llena se ha vivido en Almendralejo una gran tarde de toros. En extremo manejable el encierro de Juan Pedro Domecq, Alejandro Talavante, Emilio de Justo y Juan Ortega llenaron de buen toreo el hermoso Coso de la Piedad y abrieron la Puerta Grande. Con un indulto, el del toro Nudista, premio excesivo.

Ciudad festiva donde las haya, en esta ciudad, que dicen de la cordialidad, y lo es, la gente va a los toros tras pasar por la Feria del Toro y la Aceituna. Por eso llegó un puntito tarde, pero siguió llenando los tendidos, hasta casi llenarlos. Por eso comenzó tarde el festejo.

Alejandro Talavante sustituía a Morante de la Puebla y el cartel no desmereció. El primero fue un castaño, de muy finas hechuras, al que recibió a pies juntos por delantales. Derribó y vaya si se movió. Fijo en quien tenía delante. Y pronto.

El cacereño Emilio de Justo.

El cacereño Emilio de Justo. / EFE / JERO MORALES

Comienzo de faena por alto y pases por la espalda, la trincherilla y el pase de pecho. En redondo, ideal el juanpedro. Mucha suavidad en las muñecas de Talavante, muy obediente el animal, primero ante toques sutiles y después más firmes. El toreo iba brotando ligado, el torero se gustaba y el astado era un fiel colaborador. Llegaron las luquesinas, la faena había tomado cuerpo, muy de las de este torero, con una mano izquerda que es santo y seña. Pinchazo y estocada. Oreja

Acapachado y abrochado de pitones, terciado pero también de finas hechuras el segundo. Abanto, Emilio de Justo quiso recibirle con verónicas de rodilla genuflexa pero se iba suelto. Manseaba y andaba justo de fuerzas. Mejoró en el caballo, que lo tomó bien.

Inicio de faena del de Torrejoncillo, clásico en él, rodilla genuflexa llevándolo hacia delante. Inmediatamemte en redondo, serie espléndida con la diestra en el tercio, mucha clase del animal, al que correspondía De Justo con un toreo de mucha cadencia y ligazón. Primero a media altura y pronto por abajo. Le dejaba la muleta puesta y los toques eran casi imperceptibles. Toreo grande. Por el pitón izquierdo el burel no tenía la misma entrega, salía distraído de la tela. Serie final con la diestra de mucho eco. Faena muy bien planteada, con solvencia y regusto, muy bien rematada con la espada. Estocada fulminante y dos orejas.

También terciado y de recogidas defensas el tercero, con el que Juan Ortega no acabó de centrarse en las verónicas de recibo. Un puyacito y un quite por chicuelinas. Se le quedaba cortito el animal.

Con pases de tanteo dio comienzo el sevillano a su trasteo con la muleta. Perdió las manos el burel. Pronto en los medios, seguía la muleta, tenía prontitud pero embestía rebrincado el de Juan Pedro. Al natural, al toro le faltaba rebozarse en el engaño, sobraron derrotes y en la faena, aunque con algunos muletazos encomiables, también sobraron enganchones. Gran estocada y oreja.

Juan Ortega.

Juan Ortega. / EFE / JERO MORALES

Casi cubeto por lo abrochado de sus pitones el segundo de Alejandro Talavante, mas de finas hechuras. Verónicas del de Badajoz ganándole terreno hacia los medios. Picotazo en el caballo. Cortaba en banderillas.

De rodillas casi en los medios inició su faena Talavante, un pase por alto y otro por la espalda. No es lo mejor para enseñar a embestir a un toro pero resulta muy aplaudido. Perdió las manos el astado pero se vino aparentemente arriba, pues le faltaba recorrido. A pesar de lo limitado de sus condiciones, tenía nobleza y el torero le hizo una faena larga, mitad ortodoxa, con buenos muletazos en redondo, mitad efectista, con toreo de cercanias y desplantes. Estocada, se resistió a morir al toro y oreja.

Reparado de la vista el quinto, saltó al ruedo un sobrero del mismo hierro. Menos reunido, pronto trotón tras las buenas verónicas de recibo de Emilio de Justo. Un picotazo.

De categoría el comienzo de faena, el diestro combinaba el pase de la firma con la delicada trinchera, el natural y el de pecho, ganando terreno a un toro que tenía fijeza y prontitud. Siguió en los medios, dos tandas en redondo de espléndido remate, y una tercera también de mucho eco. Al natural, con más ajuste, toreo de mucha entidad, vuelta con la diestra sin ayuda de la espada. Faena muy a más, siguió y siguió De Justo, el toro embistiendo pero cantó porque quería rajarse, lo que listo el torero impidió.

Y como los indultos están hoy de moda en varios ámbitos, Nudista, número 99, a petición del púbico fue indultado, aunque uno supone que el ganadero no lo echará a las vacas. Había sido un toro de feas hechuras, que dio gran juego en la muleta, que no hizo gran cosa en los dos primeros tercios, pero al que se le perdonó la vida.

Juan Ortega acaricia con el capote, de tal suavidad fueron algunas de las verónicas y las dos medias con las que remató su recibó a un sexto que saltó al ruedo sin la divisa. Lo repitió acrecentado en el quite, también a la verónica. Dulzura y suavidad en unas excelsas muñecas.

Bellísimos los ayudados por alto de rodilla genuflexa con los que el sevillano inició su faena, para seguir en redondo. Toreo lento, de hermosa factura, toreaba Ortega con todo, con la cintura y con el alma. Se lo pasaba cerca en una segunda tanda de sublime belleza, y en una tercera, impecable de ajuste. Al natural, eran los vuelos los que retenían en el tercio a un toro que a veces miraba para las tablas. Inmensos los muletazos finales cambiados por uno y otro pitón, de una pureza sobrecogedora. Pinchazo y estocada, y oreja que supo a poco. 

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