Estudió el doble grado de Agrónomo y Enología en Córdoba y sacó una nota media de 9,44 sobre 10. Fernando Sánchez, hijo y hermano de agricultores de Ribera del Fresno, aborda ahora un máster en Transformación Digital del sector agroalimentario y forestal. Es la esperanza de que la agricultura tiene su futuro garantizado.

-Es hijo de agricultores e ingeniero agrónomo. ¿Cree que el futuro de las explotaciones extremeñas son las nuevas generaciones?

-Sin duda. Si queremos que haya futuro pasa por las nuevas generaciones. Por modernizarse, diversificarse y formarse.

-¿Por qué los jóvenes hoy no quieren trabajar en el campo?

-Por dos cosas, la primera porque el campo hay que vivirlo desde pequeño para que te guste, y la segunda porque es extremadamente difícil acceder a él como empresa. Si tu familia no se dedica a la agricultura es prácticamente imposible entrar, sobre todo por el precio de la tierra. Actualmente están dando ayudas de la PAC que para la incorporación agraria pueden rondar los 40.000 u 80.000 euros, y una hectárea de terreno puede estar por encima de los 25.000 euros. Con tres hectáreas no vives, ni siquiera te puedes plantear empezar la actividad.

-¿Le gusta decir ‘jacha’, ‘jigo’, ‘jiguera’?

-¡Por supuesto!

-Usted es el número uno del ránking nacional de su modalidad, ¿qué siente después de que su expediente fuera elegido como el más brillante de la Sociedad Española de Excelencia Académica?

-Se siente mucho orgullo. De entrada no me lo esperaba. Al final todo esfuerzo tiene su recompensa. Me gustó esta sociedad que no valoraba en exclusividad la nota sino que además valoraba multitud de aspectos como prácticas, becas, idiomas, estancias en el extranjero, cursos, formación complementaria...

-Hable de nuestros vinos.

-Si me tengo que mojar diré que Extremadura es un sitio donde hay muy buenos vinos y malos. Hay unas pocas bodegas que intentan hacer buenos vinos, copar buenas tasas de mercado, vinos a buen precio, pero son bodegas privadas. Las cooperativas todavía no han conseguido dar ese paso, y eso es una pena. Las cooperativas se siguen dedicando al granel y embotellan a un precio medio bajo. Algunos de esos vinos a precio medio bajo son buenos pero es la pescadilla que se muerde la cola: sin buenos precios, es complicado tener buena uva. Si hay mal precio el viticultor no se esmera, la bodega no se esmera, el vino no sale suficientemente bueno y vuelta a empezar.

-¿Qué prefiere el olivo o el viñedo?

-El viñedo porque me parece algo más complejo. El aceite está avanzando mucho pero el vino depende de más factores, hay bastantes variedades, la climatología, distintas elaboraciones. Tiene más proyección a la hora de ganar mercado y riqueza para una zona rural, cualquier bodega que meta un buen vino en el mercado a un precio decente le da muchísmo juego.