El desarrollo tecnológico de las empresas extremeñas es preocupante, ya que el ámbito privado no supera el 20% del total de la investigación que se realiza en la región (el resto procede del sector público). Por tanto, «se hace necesario crear una nueva arquitectura empresarial basada en I+D», y para ayudar a impulsarla ya se está gestando la primera Bioincubadora de la comunidad, una infraestructura única en Extremadura que se ubicará en Cáceres y que servirá de herramienta para generar empresas de base tecnológica. «Estamos muy ilusionados con el proyecto, será una nueva experiencia que esperamos exitosa para poder aplicarla en los diferentes sectores estratégicos de la región», explica a este diario el secretario general de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Junta de Extremadura, Jesús Alonso.

Las obras comenzaron en enero de 2016 y estarán listas el próximo septiembre, en aras a incorporar las dotaciones necesarias y ponerse en marcha a finales de la primavera de 2018. Con un presupuesto de 1,1 millones de euros aportados por la Junta de Extremadura, la edificación corre a cargo de la ute Sehuca-Conedavi, con asistencia técnica y dirección de obras de la ute Campos Alcaide - F.J. Robustillo Yagüe.

Tendrá 1.200 metros cuadrados de superficie sobre una parcela de 4.300 segregada de la destinada al futuro hospital, y colindante con el Centro de Cirugía de Mínima Invasión. La intención de la Junta es promover un distrito de innovación biosanitaria en esta zona, donde además se ubica la Universidad de Extremadura, todo ello dentro del proyecto de la Ciudad de la Salud y la Innovación de Cáceres, «al que no renunciamos», subraya Jesús Alonso. De hecho, la Bioincubadora está siendo ejecutada por Avante dentro de la Sociedad Gestora de la Ciudad de la Salud y la Innovación.

¿Pero a qué se dedicará exactamente? Será una infraestructura para la incubación de empresas de base tecnológica (allí se gestarán hasta que saquen adelante sus productos y servicios y puedan salir al mercado). Concretamente estará abierta a todo tipo de proyectos dentro del área de la salud, independientemente de su origen (extremeño o de otras procedencias), en los ámbitos de la biotecnología, bioquímica, biología molecular y bioingeniería, para el desarrollo de proyectos empresariales relacionados con la investigación biomédica, preclínica o biotecnológica y biosanitaria. El edificio estará dotado de las infraestructuras necesarias para desarrollar estos dominios, contemplados en la estrategia de especialización de Extremadura (RIS3).

DIEZ PROYECTOS iniciales / «Si lográramos incubar en los primeros cuatro años en torno a unos diez proyectos sería muy exitoso. Estamos hablando de proyectos que no deberían estar incubados más de dos años, un plazo muy razonable para saber si tienen éxito y viabilidad y pueden escalar hacia el tejido empresarial», matiza el secretario general de Ciencia, Tecnología e Innovación. Cabe recordar que en estos ámbitos hay muchas iniciativas que no llegan a cuajar.

A fin de cumplir sus objetivos, la Bioincubadora dispondrá de un catálogo de servicios centralizados y comunes, entre ellos seis laboratorios dónde se realizará la incubación de las empresas de base tecnológica, otros dos laboratorios comunes de investigación, seis almacenes técnicos, cuatro oficinas-nido, una sala de reuniones, tres talleres-bio y zona de administración y gerencia. Además, estas infraestructuras propias complementarán las dotaciones del entorno (Centro de Cirugía, nuevo hospital...), y del mismo modo esas dotaciones científicas y tecnológicas ya presentes en ese entorno permitirán satisfacer las particularidades de los proyectos de I+D que se desarrollen en el nuevo edificio

Pero junto con este equipamiento, la Bioincubadora facilitará la búsqueda de financiación para las nuevas empresas, la tramitación y gestión de subvenciones de proyectos I+D+i, el acceso al mercado, la internacionalización de las empresas incubadas, los recursos de comunicación para la difusión de los proyectos empresariales, una Oficina de Transferencia Tecnológica, y un equipo de gestión especializado en compra y gestión de infraestructuras científicas y prestación de servicios de laboratorio. «Estas empresas se van a encontrar muy cómodas rodeadas de la infraestructura y los profesionales necesarios», señala Jesús Alonso. «Realmente se trata de una oportunidad fantástica, de un entorno idóneo para su desarrollo», matiza.

Entre los objetivos prioritarios de la Bioincubadora destaca la creación de empleo altamente cualificado, «porque el área de la biotecnología se encuentra muy poco desarrollada en Extremadura, verdaderamente hay que darle un buen impulso puesto que está creciendo a nivel nacional. Tenemos muchas facilidades para hacerlo y además en el entorno de la salud», precisa Jesús Alonso.

Asimismo, la Bioincubadora incorporará un nuevo modelo público-privado de gestión administrativa y financiera, en base a la entidad ‘Ciudad de la Salud’. De un lado, los fondos públicos serán aportados por la Junta, entidades estatales o la UE (todo ello se concretará). De otro, se pretende crear un fondo privado que ayude a captar y a seleccionar los proyectos, de modo que su posible viabilidad ya venga avalada por ese capital riesgo. De hecho, la puesta en marcha de empresas de biotecnología es bastante costosa (entre 500.000 y 700.000 euros), a lo que habrá que sumar los gastos de la gestión de la Bioincubadora durante los primeros cuatro años.

De este modo, se realizará un concurso público para la participación en el fondo de las entidades privadas. Los proyectos financiados pasarán por un triple sistema de evaluación: primero, la valoración pública de su interés regional/nacional por parte de la Junta de Extremadura; segundo, la viabilidad de cada proyecto mediante un análisis privado a través de consultores independientes; y tercero, la aprobación del proyecto que debe realizar la incubadora en un proceso público-privado.

Esta evaluación de proyectos será continua pudiendo presentarse iniciativas durante todo el año. Habrá un mínimo de 6 y un máximo de 10 empresas incubadas en cuatro años (revisables en función de resultados). Los proyectos aprobados serán incubados durante dos años, y pasado ese periodo se establecerá un proceso de captación de fondos privados para el desarrollo de las empresas con éxito en función de la valoración de las mismas .H