El Mercadona, el Supercor, los nuevos supermercados de la Mejostilla, el del centro comercial de Pinilla en Nuevo Cáceres, el Leclerc tanteando el terreno... La ciudad feliz está en ascuas. En los próximos meses aumentará la oferta comercial como la espuma y los cacereños se ponen en guardia para disfrutar de su deporte de riesgo favorito: el shopping .

Pero más allá de las expectativas compradoras, con su correspondiente ración de pajoneo, callejeo y albolareo, lo que de verdad azota las emociones cotidianas de la ciudad feliz es el movimiento que se registra estos días en el sector de dependientes de supermercados. Son historias que no salen en los medios de comunicación, pero decenas de familias viven la emoción de colocar a sus hijos en el Supercor, de cambiarse al Mercadona, de encontrar el primer empleo como reponedor.

Guiños pescaderos

A falta de ofertas de empleo para ingenieros, economistas, informáticos o filólogos, el mercado se ha llenado de tentaciones fruteras, de seducciones charcuteras, de cantos de sirenas carniceras y pescaderas. Hay movimiento en el sector servicios y se palpa en el autobús urbano y en los corrillos del mercadillo.

Y en el bocata de las 11 de los albañiles porque a la novia del ferralla de Arroyo le han ofrecido irse de la multitienda al Supercor y son buenos turnos, y son muy serios, y está detrás El Corte Inglés y a ver quién se resiste a El Corte Inglés... Pero la novia del ferralla de Arroyo es fija y no sabe qué hacer y está de los nervios y soñando, que es el mejor estado cuando se tienen 23 y se es novia.

Hay espías por doquier. La otra mañana, en el mercado de Ronda del Carmen, dos tipos trajeados causaban sensación. Iban de puesto en puesto, pero no compraban, iban de lado a lado, pero sólo tomaban nota y las señoras elucubraban de reojo y aventuraban historias. ¿Serán inspectores, serán concejales, serán periodistas? Pues nada de eso, eran cazatalentos a la búsqueda del frutero ideal, del carnicero fetén, de la pescadera supereficiente de la muerte.

Me cuentan que en los supermercados de siempre el personal funciona estos días como un reloj: ni un hastío, ni un resoplido de cansancio. Todo es rapidez y alegría porque cualquier Maruja puede ser una espía a la caza de la vendedora de chopped más eficaz de la ciudad.

La ciudad feliz es así. Sin grandes industrias empleadoras, la llegada de media docena de supermercados o la apertura de media docena de inmobiliarias dispara las ilusiones y alborota las familias. Se buscan cajeras, empresa solvente, buen sueldo... El mensaje va de súper en súper, de híper en híper, de multitienda en multitienda y Cáceres entera se suma expectante a esta operación triunfo que busca al mejor reponedor para lanzarlo al estrellato.