Natural de Alcaudete (Jaén), la poetisa andaluza presenta hoy su libro 'Campo de fuerza' en el Gran Teatro (20.30 h.)

--¿Por qué Cáceres?

--Ha tenido la suerte de ir encontrándome en el camino con un montón de poetas y pensadores, algunos de Extremadura que son gente amiga y se dedican al arte y la poesía. De ahí la posibilidad de hacer la visita. Hay mucha gente muy bonita trabajando en esa tierra, a veces desde el silencio.

--¿Qué ha querido transmitir con su nuevo poemario?

--Trata de expresar que cada uno de nosotros somos un elemento, una pieza en un campo de fuerza, en un tablero donde se dan un montón de interacciones, relaciones con gente, con la tierra o el lugar. He tratado de indagar en los hilos invisibles de la realidad, cómo nos sentimos en ese campo de fuerza, qué intuiciones, qué penas, qué dolores, qué alegrías...

--¿Es el poeta más vulnerable?

--No creo que sea más que el resto. Cualquiera que se palpe por dentro se sabe maravillosamente vulnerable. Hablo de lo que hay en todos, esa intuición de estar dentro de una serie de cosas bastante inestables. Hay quien quiere vivir en la certeza, de que está todo atado, pero es una forma de engañarnos para vivir tranquilos, pero vivimos pendidos de un hilo y es maravilloso.

--¿De qué nos sirve la poesía en estos tiempos?

--Es más necesaria que nunca. Por ejemplo, de lo puro inútil que le parece al poder. Una señorita como yo que está haciendo versos parece inofensiva, pero quien sabe que puede decir las cosas y las puede decir de una manera ya hace algo.

--Con la palabra...

--La poesía emplea el lenguaje en libertad de veras, aunque tenga su rítmica o su musicalidad, pero eso se deja llevar mucho por la pulsión que yo tenga de verdad. La mejor poesía siempre ha descubierto la falsedad de la realidad y ha puesto boca arriba lo que se supone que está establecido. A partir de ahí pasan muchas cosas. Lo más importante es tener siempre la posibilidad de poder cantar y poder decirlo.