A partir del 1 de enero, los límites de trihalometanos en el agua potable no podrán superar los 100 microgramos por litro (actualmente se establece en 150), un nivel que suelen sobrepasar los análisis del agua que consumen los cacereños. De ahí la importancia de las mejoras que han comenzado a ejecutarse en la Estación de Tratamiento de Cáceres, que además constituyen la primera gran obra del presupuesto del ayuntamiento del 2008 que se acomete este año (665.000 euros). La alcaldesa, Carmen Heras, acudirá el lunes hasta la instalación con motivo del arranque de las actuaciones.

El proyecto y su ejecución han sido adjudicados por concurso a la empresa Hispanagua, del grupo de Canal de Isabel II. El objetivo básico es reducir los trihalometanos, sustancias químicas que aparecen en el agua que viene del Guadiloba al tratarla en la estación depuradora debido a la reacción de su materia orgánica con el cloro. Por ello, esta compañía realizará las mejoras necesarias para comenzar a utilizar ozono en el proceso de pretratamiento, en lugar del actual cloro gas, eliminando así las materias orgánicas del agua y reduciendo de este modo las posibilidades de que aparezcan trihalometanos. El cloro sí se mantiene al final del proceso de depuración.

De hecho, la utilización de ozono también es la alternativa más adecuada para el ayuntamiento cacereño, que en el pliego de condiciones contemplaba otras dos posibilidades más: el uso de permanganato potásico y de dióxido de cloro.

La importancia de la obra radica en su inmediata necesidad, porque si a partir de enero se superan los 100 microgramos/litro se podría poner en duda la potabilidad del agua que se suministra a toda la ciudad de Cáceres, con las subsiguientes consecuencias. No obstante, las actuaciones que se han puesto en marcha son solamente una primera fase que pretende garantizar que no se superan los niveles establecidos, y que deberán acometerse con la mayor celeridad posible para poder llegar a punto a la fecha del 1 de enero.