Sin ponencias, mesas redondas, ni power-point y con propuesta de brindis con taza y café en un escenario en el que los 157 asistentes podían casi dar la mano a quienes pasaron por allí. La inauguración de The Coffe break ayer fue, como la propia iniciativa, diferente a lo habitual y rompedora en casi todo excepto en una cosa: los discursos, que precedieron al inicio de las jornadas.

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara y la alcaldesa, Carmen Heras, presidieron el acto inaugural, centrado en la importancia de pensar en iniciativas de futuro para avanzar en una sociedad que cada día es más exigente y va más rápido. Sobre esta cuestión, Fernández Vara, que se definió como "un firme defensor de compartir los sueños que se tienen despierto" animó a los cruasanes --como llaman a los participantes--, a que "piensen para inventar todo lo que no se ha inventado, porque eso es lo más importante que queda por crear", apuntó, y apostilló: "la imaginación es una asignatura que no se aprende en la escuela, aunque hoy es tan importante como las matemáticas".

Por su parte Heras incidió en un discurso en la importancia de que Cáceres deje de mirar "solo a la ciudad monumental" y dirija los ojos a la "innovación, la creatividad y la apertura de miras hacia el exterior". La alcaldesa señaló que la ciudad necesita "dar una imagen más moderna y más atractiva para que también Europa nos mire con otros ojos"1 y se refirió al importante papel que iniciativas como The Coffe break desempeñan en esta cuestión.

De taza en taza

Poco después de las 11 de la mañana, y tras los discursos de Heras y Vara "breve, como apunte innovador", bromeó el presidente de la Junta, las ideas y el ingenio, el intercambio de tarjetas y las propuestas sugerentes comenzó a fluir en los corros que se formaron en la Sala Capitol o la cafetera como denominan al local en este congreso informal. Después los cruasanes fueron pasando de taza en taza --como se llamó a los demás locales que acogen los encuentros -- a lo largo de toda la jornada y por toda la ciudad monumental.

Así se fueron empapando de ideas innovadoras, de ingenio y de iniciativas empresariales que miran al futuro, a lo largo de reuniones entre personas que se dedican ámbitos tan dispares como el arte o la tecnología, como sucedió en una de las charlas en la que publicistas y expertos en domótica tuvieron ocasión de intercambiar pareceres. Tras cada sesión, y también como apunte novedoso, los participantes en The Coffe break recibían su siguiente destino a través de un mensaje de móvil, que al contrario de lo que sucede en los congresos ordinarios, en este caso no debía estar apagado.