Los hermanos franciscanos de Cruz Blanca celebraron ayer el día internacional del voluntariado con un variado programa de actos en la casa familiar Virgen de la Montaña en la que atienden a discapacitados. Durante la jornada, a la que estaban invitados los más de 200 colaboradores del centro, se leyó un manifiesto con el lema Conócenos , hubo una eucaristía y se proyectaron imágenes en reconocimiento a la labor que realizan.

Según explicó Pedro Méndez, que ayuda a los franciscanos a coordinar el voluntariado, las tareas principales tienen que ver con el acompañamiento, la atención en las comidas y otras labores de ayuda en la casa, donde una treintena de discapacitados psíquicos y físicos de entre 25 y 65 años reciben formación en talleres ocupacionales, además de facilitar su inserción laboral fuera de la casa familiar.

Con el acto de ayer, Cruz Blanca quiso homenajear a los más de 2.800 voluntarios que hacen posible la obra de esta congregación que también tiene abiertos en otros ciudades albergues y centros de día para ancianos o personas en riesgo de exclusión social. "La labor silenciosa y anónima del voluntariado hace posible que ellas vivan en unas condiciones idóneas, aspirando a su total integración", señalan.

La jornada de convivencia concluyó con un ágape de platos que habían elaborado para la ocasión los propios voluntarios y en el que los tres hermanos que dirigen la casa agradecieron las tareas que realizan a diario.