Será difícil, pero posible. Los especialistas han determinado que la antigua cruz de término destrozada el pasado fin de semana en la plaza de Santa Clara se encuentra en bastante mal estado aunque podrá recuperarse. "Los técnicos afirman que las piezas están muy afectadas, si bien hay criterios suficientes de restauración", explicó ayer la concejala de Cultura del ayuntamiento cacereño, Carmina Santos, tras entrevistarse con los técnicos --arqueólogo y restauradora-- que han analizado las partes fraccionadas, custodiadas en la jefatura de la policía local.

La agresión se produjo en la madrugada del viernes al sábado sin que de momento se conozca su autoría. La mayor parte de los elementos de la cruz quedaron esparcidos por el suelo y bastante dañados, debido a la altura desde la que cayeron. "Los técnicos me han reiterado que la intervención de la policía local fue decisiva porque recogieron hasta el último pedazo por pequeño que fuera, y eso ayudará mucho en la restauración", afirma la concejala. No obstante, Carmina Santos recuerda que la máxima autoridad competente en estas cuestiones es la Dirección General de Patrimonio de la Junta, "y será ella la que tome todas las decisiones al respecto"

A la espera del dictamen de Patrimonio, en principio se ha propuesto que sea el ayuntamiento el que lleve a cabo la intervención. El trabajo no será fácil. Los técnicos coinciden en su complejidad, y además temen que puedan existir más daños en el interior de las piezas de granito, donde además se aprecia el deterioro que provocó otro ataque parecido al crucero en los años 80, por eso serán necesarios análisis más exhaustivos. Todas las partes se encuentran afectadas por la agresión o por el paso del tiempo, pero la más perjudicada es el capitel, donde se han fragmentado las volutas.

No en vano, se trata de una estructura realizada en 1603 según puede leerse en su base. Por tanto, lleva 407 años en el entorno de la Puerta de Mérida, primero muy cerca de ésta y desde la década de los 70 en el centro de la plaza de Santa Clara, lugar al que volverá casi con toda probabilidad cuando sea restaurada. Como otros muchos cruceros levantados desde la Edad Media a raíz del proceso de cristianización, constituyen un pequeño monumento religioso al que se encomendaban los caminantes al salir de la villa y al que daban gracias al llegar.

Catalogada como Bien de Interés Cultural, su agresión puede constituir un delito y así lo ha denunciado el ayuntamiento. La Policía Nacional se ha hecho cargo de las investigaciones.