Luis Solana casó con Catalina y tuvieron seis hijos: Vicente , Eugenio , Mari Carmen , Inés , Lucía y Rafael . Los Solana emparentaron con Andrés Bejarano y Juana , que tuvieron al menos seis hijos: Patrito , Paquita , Andrés , Juan , Mercedes y Manuel . Ambas familias emparentaron cuando Manuel Bejarano contrajo matrimonio con Lucía Solana, con quien fue padre de seis hijos: Juani , Catalina , María del Mar , Blanca Lucía , Manuel y Luis .

Manuel Bejarano trabajó toda su vida en la Unión Panadera Cacereña, que estaba en el polígono de Las Capellanías. Todos los días, bien temprano, Manuel llevaba el pan calentito a su casa, después de haber estado la noche entera amasando, porque Manuel era un artista cuando se ponía con las manos en la masa. Al salir de trabajar hacía un recorrido por las tabernas de la época, la de Casa Garci , El Cali o la de Borrego . Luego aprovechaba Manolo la tarde para descansar porque al llegar la noche había que volver nuevamente al obrador.

El matrimonio residía en la calle Valdés, aunque al cabo de unos años se trasladaron al número 52 de la calle Hernán Cortés, muy cerca de donde se encontraba Motos Pelín, y donde igualmente vivía Esteban , que ha trabajado toda la vida en la ONCE. También era vecino de los Bejarano un señor con bigote que trabajaba en Banesto y que era muy aficionado a los toros. Cuando a los Bejarano les concedieron una vivienda en el Espíritu Santo se marcharon a vivir a la calle La Roche Sur Yon, donde residían Paqui y Maruchi , la del famoso comercio del barrio.

Manolo, uno de los hijos del matrimonio Bejarano, acudió al colegio de las Damas Apostólicas, un colegio ubicado en el palacio del obispo Galarza, situado en la calle General Ezponda. Los orígenes de este palacio hay que buscarlos en el obispo Pedro García de Galarza , considerado el gran mecenas del renacimiento cacereño. Curiosamente, en 1582 Felipe II confió al prelado un hijo de Antonio de Portugal , su mayor opositor al trono portugués, para que se encargara de criarlo sin explicarle a nadie su nombre ni procedencia y vetar el derecho al reino del joven príncipe. A raíz de esta y otras leyendas al palacio se le conoce popularmente como la Casa de los Trucos, también porque tenía muchas puertas y era muy laberíntico y porque decían que en el siglo XIX fue una casa de tapado, a la que se veía entrar a la gente pero nunca se la veía salir. Se comunicaba con el Palacio Episcopal y hoy es sede de la Casa de la Iglesia.

Era el colegio de Ezponda un palacio de estilo plateresco, con tres plantas repartidas en 200 metros cuadrados, un lugar con un patio y sus columnas y un pozo en medio en la planta baja, donde también estaban Secretaría, Parvulitos y 1º y 2º de EGB. Había igualmente un salón al que llamaban la Capilla. Allí se oficiaba misa todos los domingos, y era obligatorio ir. Parte de ese salón servía de teatro.

Las monjas

Aunque vestían un poco largas y un poco oscuras, lo cierto es que las Damas Apostólicas fueron siempre unas monjas muy avanzadas: todo el mundo las llamaba señoritas porque no llevaban hábito y con el tiempo algunas usaron vaqueros y hasta fumaban.

En ese colegio estudió Manolo Bejarano, al que le dio clase Teodoro Casado , y su mujer Esperanza , que era profesora de francés, y don Jesús , y don Antonio ... Era Manolo compañero de Julio Barragán , de Paloma y José Ramón , que se hicieron novios en el colegio y se casaron, de Belén y Montaña Pacheco , de Alberto ... En el colegio también estaban Raúl y Roberto Contreras , y los veranos se iban de colonias a Montánchez y se lo pasaban en grande.

Era entonces General Ezponda una calle llena de vida, con aquel colegio que llegó a tener 500 alumnos. En Ezponda estaban los Almacenes Mendoza, el bar de Pedro Peloto , al que los maestros acudían a tomar café todas las mañanas, había unos futbolines y La Conce estaba siempre plagada de niños porque La Conce era el lugar donde te retabas o te citabas. Y allí también estaba la Frutería de Aquilino , donde se compraban las caracolas rellenas de chocolate al precio de 25 pesetas, que luego llegaron los cigarrillos sueltos, que se compraban a unos hermanos que llevaban unos carrillos por la plaza Mayor. Comprabas el cigarro, lo escondías en el bolsillo más recóndito y tirabas que te las pelabas a la parte antigua para que nadie descubriera jamás el pecado capital que estabas cometiendo.

Al salir del colegio Manolo Bejarano comenzó a estudiar Delineación en el Instituto García Téllez. Pero había una pasión irrefrenable en el interior de Bejarano: el toro. Cuando Manolo era pequeño y vivían en aquel piso de Hernán Cortés era frecuente que sus padrinos Narciso y Manoli , unos vecinos de sus padres con quienes cultivaron una inmensa amistad, lo llevaran a los toros. Porque Narciso, y también Manuel Bejarano padre, eran grandes aficionados al toreo.

Cuando Narciso llegaba a la plaza había días que engatusaba a los porteros dándoles un puro para que dejaran entrar al coso al pequeño Bejarano, que muy pronto se sintió fascinado por ese mundo. Aquel niño de 6 años contemplaba emocionado el paseíllo de Paquirri , Espartaco , El Yiyo , El Niño de la Capea , Dámaso González o los hermanos Campuzano .

La llegada

No olvida Manolo Bejarano el semblante serio de los diestros enfilando para el lugar donde debían jugarse la vida, ni tampoco cómo relucían en oro aquellos vestidos, ni el día en que Espartaco lo agarró de la mano y lo coló para que pudiera ver su memorable faena ante el morlaco. Y allí permaneció el niño Bejarano, en el patio donde se ponen los caballos de picar, Espartaco con un terno rosa y oro y El Niño de la Capea de azul marino y oro. Un espectáculo grandioso que Bejarano vivía como algo único: la música, el olor del Habano, la arena...

Y al llegar a casa, en aquel salón de la calle Hernán Cortés, Bejarano reclamaba a sus hermanas el 'tachín-tachín', y el tocadiscos entonaba entonces un pasodoble mientras Bejarano daba sus primeros lances con los trapos de cocina sintiéndose por momentos el rey del universo. Y sus hermanas ovacionaban la tarde de gloria del pequeño Bejarano en aquella improvisada plaza del piso de Hernán Cortés.

La pasión no podía parar, de manera que llegada la adolescencia, Bejarano comenzó a entrenar con Carlos Mora , hermano de Juan Mora , y a los 14 años ya estaba toreando becerros. Bejarano se presentó en Madrid el 5 de julio de 1997, alternando con José Manuel Benítez y Eduardo Flores . Su presentación en Francia llegó el 24 de agosto de 1997, en Saint Server. Fue el 25 de abril de 1999 cuando tomó la alternativa en Cáceres con Espartaco como padrino y con Juan Mora como testigo.

Casado con Irene Manzano (hija de Angel y de Mariluz ), y padres de una hija, Lidia , Manolo Bejarano es en la actualidad empresario taurino. Ha paseado por las Ventas, la Monumental, la Maestranza y las más grandes plazas de América Latina, y sigue con la misma pasión del primer día, aquella con la que al aire lanceaba los paños de cocina al ritmo del 'tachín-tachín' mientras sus hermanas vitoreaban un nuevo triunfo del maestro en la más bella plaza jamás improvisada de un piso de Hernán Cortés.