-Es heredero de la música y la tradición flamenca, pertenece a la cuarta generación de los Montoyita, una de las familias gitanas más importantes para el desarrollo de la música en la que destacan el maestro Sabicas, el visionario Ray Heredia o la gran cantaora Estrella Morente. ¿Qué es para usted la familia?

-Como decía Corleone, ‘el hombre que no vive con su familia no puede ser un hombre’. En el flamenco se dan mucho las sagas familiares, los Habichuela, los Montoyita... hay muchas familias importantes y nacer en una de ellas significa que desde niño eres niño de escenario, de estudio, de fiestas en casa, y cuando te das cuentas eres mayor y te has convertido en uno de ellos, en un guitarrista, en un cantaor, en una persona que se dedica a la música. Mi padre ha sido un gran guitarrista, todos mis tíos han sido cantaores, todos mis primos se dedican a la música... Me cita a tres nombres muy importantes, el primero Sabica, que es uno de los grandes guitarritas de la historia del flamenco, se fue a Estados Unidos, a vivir a Nueva York, y fue uno de los primeros que empezó a internacionalizar el flamenco; y digamos que es uno de los tres guitarristas mejores del mundo del flamenco. Ray Heredia ha sido uno de los padres del flamenco de vanguardia y Estrella Morente es hoy uno de los grandes nombres del género.

-Es un gitano de Lavapiés. El clan de los Ketama o Diego el Cigala se criaron jugando con usted en una época en la que también vivió allí Camarón...

-Sí. Mi barrio, el barrio del centro de Madrid, Lavapiés, Tirso de Molina, el rastro... todo ese círculo, la plaza de Santa Ana, ha sido la parte bohemia de Madrid. Ahí nos hemos criado una generación importante de músicos y alrededor estaban Enrique Morente, Paco de Lucía... Íbamos a un bar que se llamaba El Candela, que es emblemático. Allí, de verdad, ha habido noches increíbles, desde Pedro Almodóvar hasta Camarón, fotógrafos, actores... ha sido un núcleo fundamental del arte en todos los sentidos.

-Usted ha hecho boleros por alegrías, chotis por soleas, el vals por bulerías y hasta ha trasladado la música cubana al flamenco. ¿Hay que readaptar el género?

-Bueno, el flamenco ya de por sí es una cultura muy grande. Tiene muchos ámbitos, el flamenco más tradicional, el más puro, los cantes de ida y vuelta... es un idioma universal. Pero la gente que interpretamos flamenco somos gente que necesitamos también nutrirnos de otras músicas. Llega un momento en que la música está por encima de los géneros. Llega un momento que Paco de Lucía está por encima del flamenco o Miles Davis está por encima del jazz. La música hay que vivirla, disfrutarla, respetarla y hay que escucharla. Alguien decía que hay dos músicas, la buena y la mala, y estoy de acuerdo.

-A usted le reclaman grandes artistas como Diego el Cigala, Paco de Lucía, Antonio Canales, Vicente Amigo o Joaquín Cortés, de modo que usted debe tener duende...

-Hombre, algo tendré que tener, me cargo todos los espectáculos donde participo (risas). Llevo en la música desde niño, y sí, me siento un privilegiado de que artistas tan grandes como los que ha mencionado hayan contado conmigo. Eso me ha nutrido, me hace crecer como artista y como persona. Estar rodeado de los más grandes siempre es una maravilla. He sido un hombre muy exigente en la música, le he dedicado y le dedico muchas horas. Y cuando hago algo para alguien o realizo alguna colaboración siempre soy yo el que pone el listón muy arriba porque no me quedo tranquilo nunca.

-Incluso hizo una versión en francés de ‘La Boheme’, de modo que un cantaor flamenco también puede hacer boleros...

-Sí, claro. Mi anterior disco a este fue un disco de boleros con Armando Manzanero, es un disco para mí sustancial porque es un trabajo donde Manzanero escribió canciones inéditas para mí. También canté algunos clásicos y también fue un disco de duetos donde participaron Estrella Morente, Miguel Poveda, Dani Martín, Bebe, Farruquito...

-O sea que usted es arriesgado, pero hace música de verdad...

-Fernando Alonso a mi lado... (más risas). Sí, soy una persona inquieta, arriesgada, y me gusta que haga lo que haga sea siempre desde la perspectiva del flamenco, porque es de donde vengo, es el terreno que conozco y en el que me desenvuelvo mejor. A partir de ahí, si canto un bolero o canto algo de pop, o de jazz y cubano siempre lo hago desde la raíz flamenca.

-Y por eso usted es un icono indiscutible de los llamados jóvenes flamencos. Fue vocalista de La Barbería del Sur, un grupo fundamental para entender el nuevo flamenco....

-Pertenezco a una generación muy sólida de músicos. Fuimos una generación muy rompedora en todos los sentidos, en lo musical, en lo social también porque rompimos muchos estereotipos del típico gitano. Cantamos en universidades, en espacios donde hasta entonces no se había llevado el flamenco, y también abrimos el flamenco a las grandes discográficas, porque las grandes discográficas en ese momento no fichaban a los flamencos, Sony, Warner, Universal, todas estas grandes multinacionales fichaban muy poco. Pienso que esta generación ha sido tan decisiva que muchísimas cosas que han salido después han venido de nuestro sonido. Es decir, que la estela sigue. Abrimos la puerta a algo que ha venido después. Fuimos sustanciales.

-¿Habla de esterotipos. Qué hacer con el estereotipo gitano?

-Creo que la sociedad avanza adecuadamente. Nos vamos asumiendo, vamos siendo partícipes de muchos movimientos y vamos intentando tender la mano al que lo necesita. Los gitanos formamos parte de esta sociedad y también avanzamos con ella, y tenemos los mismos problemas que tiene cualquier casa de cualquier vecino.

-¿Qué le diría a quien piensa que usted no es un gitano al uso?

-Cada persona es un mundo. Yo tengo mi pensamiento. Pero eso de encasillar a la gente, a las razas o a las músicas no me parece adecuado. Considero que cada casa, cada familia, cada individuo tiene su personalidad y quiere salir para adelante en la medida que pueda.

-Anoche presentó ‘Mi tiempo’ en la Sala Mercantil de Badajoz. Es un título sugerente...

-Con ‘Mi tiempo’ quiero rescatar mi sonido. Desde que dejé La Barbería del Sur he hecho tres discos en solitario y me fui por otro camino, a las canciones más latinoamericanas, más al bolero y este tipo de cosas. He hecho muchas actuaciones en Latinoamérica. Ahora le llamo ‘Mi tiempo’ porque vuelvo a cantar todas mis canciones, todas las del disco son mías. Y vuelvo a rescatar ese sonido de La Barbería del Sur, un sonido importante. Pero ‘Mi tiempo’ también es que estamos viviendo un tiempo confuso, raro para todos, y también me quiero hacer eco de eso, de un tiempo donde se han caído muchos mitos en muchos sentidos. Y creo que las personas como nosotros, los cantantes, tenemos que coger el mando, la gente tiene que echarse palante.

-Incluye la mítica ‘Alegría de vivir’, que es una maravilla, y lo hace junto a Andrés Calamaro, de modo que doble maravilla...

-La canción se ha convertido en un himno. Es una canción muy cercana para mí, compuesta por Ray Heredia, que es mi cuñado. ‘Alegría de vivir’ la grabé con La Barbería, fue el gran éxito de La Barbería del Sur, y me pongo la medalla. La canción original por supuesto es genial, pero me pongo un poco la medalla humildemente de que hice la primera versión de ese tema y que en un momento dado la hicimos un éxito muy grande. Después se han hecho muchas versiones, cada una con su punto, pero sí, me pongo la medalla de que yo hice la primera versión.

-Además participó en la gira de Gipsi King, ha trabajado con Mecano, Alejandro Sanz, Jerry González, Shakira o Miguel Campello. ¿Usted es un todoterreno?

-Definirse a sí mismo es un poco narcisista, y yo no quiero pecar en este caso de eso. Definirse es difícil, pero sí creo que hay músicos como Vicente Amigo, y escucho una nota de Vicente Amigo entre mil guitarristas y sé que es Vicente Amigo. Y eso dicen que tengo yo también, que tengo ese punto de originalidad; y eso realmente pienso que se tiene o no se tiene. Es como el pintor, ves un cuadro de Picasso y sabes que es Picasso. Es muy importante en la música y en el arte tener esa personalidad para poder dar tu punto de vista, cantando con Shakira o cantando algo más flamenco.

-Sí, cantando como cantó con Marifé de Triana o con Rocío Jurado, por ejemplo...

-Sí, y con Pilar Boyero también, con la que he colaborado. Cuando me llamaron para cantar con Marifé en el programa ‘El séptimo de caballería’ de Miguel Bosé, me dio mucha alegría porque siempre he admirado a esa mujer. Con ella tuve una bonita amistad. Ella me decía que yo tenía que haber hecho un disco de copla. Me decía: tú cantas ‘La bien pagá’ y suena a otra cosa...

-Usted estuvo en El Salvador en un concierto a propósito de la conmemoración del 25 aniversario de la firma de los acuerdos que pusieron fin a 12 años de guerra civil en ese país. Dijo en aquella ocasión que la paz es posible y necesaria y que la música es un buen instrumento para lanzar este mensaje. Ahora esa frase cobra mucho valor ante un mundo de refugiados sirios que buscan una salida...

-Ojalá yo tuviera una respuesta, una salida a todo esto. Lo cierto es que estamos viviendo momentos confusos donde cada uno coge su barca y rema hacia donde puede porque se han caído muchos mitos, muchos políticos, muchas políticas y muchas formas de hacer las cosas que después no han valido para nada. Estoy intentando hacer un concierto con Naciones Unidas, un proyecto a largo plazo para los refugiados. Porque me parece que estamos viviendo una época tremenda. Veo unas imágenes en televisión con los refugiados y no me parece Europa. Salen de campos de concentración, aquí en Europa, mientras todos gritamos ‘Welcome Refugiados’, que queda muy bonito, pero nadie hace nada. Yo tengo las armas para mover a compañeros, que sé que se van a sumar a este proyecto para que la gente se remueva.

-Hablaba usted de los gitanos con sumo respeto. Y me ha venido a la cabeza ese presidente de Estados Unidos que solo defiende su sangre, su bandera, y cierra sus fronteras. ¿Qué opina usted de Donald Trump?

-El otro día fui a ver a Los Morancos y me encantaron. Ojalá fuera Donald Trump como mi querido amigo César Cadaval. No sé, estamos viviendo un tiempo de locos, un tiempo muy mediático, donde los realitys de televisión se han hecho amos del mundo. La popularidad, los famosos vacíos, que no tienen nada que aportar. Y ellos mueven países. La economía y las grandes multinacionales son las que nos dan los alimentos, vemos sus televisiones y leemos sus diarios...

-¿Y esto cambiaría si lleváramos el flamenco a la escuela?

-Debería ser una asignatura obligatoria. Pienso que en la escuela, en líneas generales, debería haber mucha más información sobre el sexo, la droga, la música... Y desgraciadamente parece que somos muy modernos y no tenemos información de nada. Hablando del flamenco, los niños deben saber qué es un compás por alegrías, de dónde viene la alegría, qué es un jaleo extremeño. Eso es cultura nuestra, cultura universal.

-Aunque fijese que es una pregunta estúpida, ¿cómo va a llevar el flamenco a la escuela un gobierno que asfixia a los flamencos con el IVA cultural?

-Esto es un despropósito. El gobierno no ayuda a la música. Quizá otros sectores del arte, el cine por ejemplo, están más unidos que nosotros. La música de raíz está a falta de espacios en instituciones oficiales, en radios o en televisiones porque desgraciadamente no tenemos muchos espacios donde asomarnos frente a la música comercial o la radio fórmula. Un buen músico saca un disco y parece que no interesa a nadie. Es un poco lamentable.

-Llega el momento de acabar esta entrevista. Y qué mejor para terminarla que hablando de Extremadura...

-Un poco extremeño sí me siento. Desde hace 25 años vengo a Montijo. Aquí tengo una casa, mi estudio de grabación del que ha salido parte del disco ‘Mi tiempo’. Así que este proyecto tiene un cachito de Extremadura. Y tengo muchas ganas de poder estar en concierto en esta tierra. Este verano salen cosas y me hace especial ilusión cantar aquí. Extremadura es una de las grandes joyas de España en todos los sentidos. Me gusta mucho ese punto salvaje que no está tan explotado como puede ser la Costa del Sol u otras ciudades de España. Extremadura tiene el punto bohemio que me gusta muchísimo, por eso tantos famosos vienen a refugiarse a este lugar tranquilo. Sí, todavía existe el paraíso.