Es el más veterano de los empleados del Banco de España que se prejubilarán el próximo 31 de diciembre. Hijo y nieto de mineros, lleva 36 años en la entidad de oficial administrativo, primero en caja y luego en intervención desarrollando tareas de contabilidad.

Asegura, con nostalgia, que llorará el día en que las puertas del emblemático edificio se cierren, aunque promete celebrarlo a lo grande en una fiesta con toda la plantilla. "Tengo tres pasiones: mi familia, el flamenco y mi trabajo en el Banco de España", dice.

Recuerda entonces sus orígenes humildes en Aldea Moret y su primer destino, tras aprobar las oposiciones con 20 años, en la sucursal de Barcelona. Luego se trasladó a Badajoz y, finalmente, a Cáceres donde ha vivido feliz junto a sus compañeros: "Jamás habría soñado con trabajar en el Banco de España. Para mí --señala-- siempre fue mi casa". Ahora le espera el descanso.