La suerte se ha mudado al número 56 de Camino Llano. El estanco regentado por Paloma Mohedas Saavedra ha validado los dos premios de lotería que han corrido de boca en boca por toda la ciudad durante las últimas semanas, el primero de 1,3 millones de euros en la Primitiva del 15 de septiembre, y el segundo de 253.500 euros en el sorteo Euromillones del pasado viernes. Pero su valor es muy superior, porque los afortunados se encuentran sin trabajo y con familias que mantener. El primero le tocó a un carpintero del barrio de San Francisco en paro, con dos hijas y una mujer mileurista. El segundo le ha correspondido a una joven pareja de Las Trescientas que fue agraciada en el sorteo justo cuando estaban en el paritorio trayendo al mundo a Daniel, su primer hijo.

"Nos hace muchísimas ilusión vivir semejantes historias de cerca, ver a los afortunados. Pero además han sido dos premios seguidos, ¡genial!, sobre todo porque estamos en una zona normal, de gente normal, no es un barrio de ricos", explicaba ayer Paloma emocionada. Desde hace ocho años dirige el estanco, muy tradicional en Cáceres, y lo atiende junto con su marido, Oscar Plaza de Lucas. Nunca habían dado un premio de tal envergadura "y ahora vienen dos de golpe", comenta satisfecha. Tan solo recuerda un boleto de la Primitiva que ganó 25 millones hace un par de décadas, cuando su tía regentaba el local.

Y ya que la suerte ha entrado por la puerta... ¿Por qué no pedirle el Gordo de Navidad? "Nos haría una ilusión especial, le vendría muy bien a todo el entorno: San Francisco, Camino Llano o Colón, además de la cantidad de gente que entra al caer nuestro estanco en la zona de paso a los hospitales", señala Paloma. Precisamente, a su padre le tocó en Madrid el Gordo del año 1979, "dos millones de pesetas, que por entonces era un dinerito", recuerda.

En cualquier caso, la venta de lotería resulta un trabajo bastante satisfactorio. "La gente entra con ilusión y está convencida de que le puede tocar, de hecho a alguien le toca. Normalmente se decantan por los sorteos con bote", explica. Con la crisis existen si cabe mayores deseos de premios. "El público no apuesta más ni menos, el que jugaba lo sigue haciendo, pero tiene más ganas de que le llegue la suerte. Luego te vas enterando de que el dinero le ha venido muy bien a unos o a otros, y te reconforta", señala,

El primer premio, el de 1,3 millones. remedió el futuro de J. L. C., un carpintero que ha preferido mantenerse en el anonimato y que esa misma mañana había ido al Sexpe para pedir una prórroga. El segundo ha hecho más felices si cabe a María Moreno, de 19 años, y Javier Bravo, de 23, que a la hora del sorteo estaban viendo nacer a su hijo. Además, tanto el padre de Javier como una hermana también en paro se han beneficiado del mismo premio.