En fechas pasadas leía con asombro el artículo del señor Martín Tamayo El abrazo del oso . En alusión al apoyo de Ibarra a Saponi para la gobernabilidad de Cáceres, el sagaz articulista comienza su narración con la palabra "arcadas", supongo que atendiendo a la acepción de movimiento violento del estómago que precede o acompaña al vómito. Pensar que pudiera referirse su sagaz ilustrísima al conjunto de arcos, atrio, columnata, pórtico u ojo de puente, es bastante iluso por mi parte; ¿verdad?

El que alguien, como su sagaz señoría no le dé ni un ápice de nobleza al presidente de los extremeños es algo que presuponemos, pues los que somos de estas tierras, sabemos a ciencia cierta que es de bien nacido ser agradecido y esa máxima no la cumple tan ilustre estratega, curtido en tan prolífica vida política (AREX, UCE, CDS, PREX-CREX, PP).

Qué casualidad, don Tomás, después de tanto ir y venir no consigue su sagaz señoría más que asolar, depauperar o denigrar hasta destruir todo cuanto pasa por su perspicaz estrategia o lo que es más importante, ganarse el rechazo de la inmensa mayoría de los extremeños.

No hay nadie en Extremadura que crea la sarta de mentiras y estupideces que su ilustrísima refiere. Saben los extremeños que usted aparece en nuestra reciente historia como protagonista desde su inicio. Ya era consejero de Cultura en el año 79, cargo que ocupó hasta el 20 de diciembre de 1.982, fecha en la que Rodríguez Ibarra ocupa la Presidencia de la Junta de Extremadura (según usted con el voto de dos traidores de la UCD). ¿No cree don Tomás que la auténtica verdad es que jamás el PSOE o el señor Ibarra pidieron ningún voto para la investidura? ¿Acaso no es más cierto que lo que sí hubo fue mucha dignidad en gente que ocupando cargos preautonómicos se hizo corresponsable de la hecatombe de su partido y desistió de ocupar los mismos para dar cumplimiento al mandato otorgado por los extremeños en las urnas?

En fin, don Tomás, quede claro que Ibarra nunca ha ganado nada con la ayuda de ningún tránsfuga. ¿Está usted seguro que el disidente del ayuntamiento cacereño garantiza la estabilidad y la gobernabilidad? ¿Qué ocurrirá, según su sagaz ilustrísima, cuando el disidente tenga que defender los intereses de aquellos que los pusieron en las listas de su partido y los mismos no estén en sintonía con el interés del PP? ¿Garantizará entonces el bueno del señor disidente, según su sagaz señoría, la gobernabilidad? Si ello es así, ¿cuáles son los auténticos motivos de tan precipitada marcha?

Permítame, don Tomás, que le diga que quien esto suscribe, prefiere quedarse con quién según usted no tiene principios éticos y políticos, antes que con su sagaz ilustrísima y su jefe de filas, que lo que hacen es defender la falta de ética y de principios en el ejercicio de la acción política.

Lo que ha hecho Ibarra es sencillamente dar una estocada de muerte a personajes como el disidente, cuyo único objetivo es estar en política para medrar o influir, en lugar de servir a los ciudadanos; o como usted, don Tomás, que desde sus falsedades, mentiras y calumnias lo único que pretende es tapar las vergüenzas de su partido, pues ese al parecer es el papel que le han asignado.

Lo que hace el presidente de todos los extremeños es anteponer la ética y la dignidad de los ciudadanos y ciudadanas que estamos en política, a los intereses partidistas, pues para el secretario general de los socialistas más vale honra sin barco, que barco sin honra y esto, no es sólo hablar de ética y de principios, sino practicarlos.

Don Tomás somos muchos los que como su querido José María Saponi, preferimos ponernos gafas para estar con Rodríguez Ibarra, con el que aprendemos ética de valores, antes que estar con su sagaz señoría y su jefe de filas que nos provoca asombro ante tantas arcadas.