La feria de San Fernando dijo ayer adiós hasta el año que viene después de seis días -sin contar la preferia—de fiesta y buen ambiente, ya que no ha habido que lamentar ningún incidente relevante. Este sábado, el día grande, la asociación DYA Extremadura, que conforma íntegramente con su voluntariado el dispositivo sanitario de la feria, prestó un total de 53 asistencias sanitarias con dos derivaciones a centros hospitalarios en estado ‘menos grave’.

Fue la jornada que más trabajo tuvo el colectivo. Durante la tarde, la mayoría de las atenciones se debieron a heridas, golpes tras montarse en atracciones o quemaduras, atendiendo también algún mareo. Por la noche, la más común fue la intoxicación etílica, llegando a atender hasta a diez personas, siendo todas dadas de alta excepto una debido a una patología previa de la paciente. La afluencia este sábado fue masiva con la llegada de mucha gente procedente de localidades de la provincia y fuentes de DYA señalaron que gracias al montaje, por primera vez este año, de un puesto sanitario de emergencias adyacente al botiquín de curas se ha aumentado la capacidad de atención a pacientes, lo cual ha evitado el traslado de los mismos y el colapso de hospitales.

CASETAS / No obstante, el sentimiento entre los caseteros no es unánime. Para algunos se ha dado bien, mientras que para otros viene siendo cada vez un poquito peor. La feria no ha contentado a todos este año y ha dejado un sabor agridulce entre algunos empresarios del recinto ferial. Si bien es cierto que los caseteros que debutaban en esta edición han terminado la semana satisfechos, para algunos ya veteranos cada año la afluencia decae más. «Ha estado más tranquila que otros años», comentó ayer Roberto Carrón, de María Bonita. «El público ha venido más tarde y eso se nota. Si antes llegaban a las 17.00 o 18.00 horas, este año sobre las 19.00 u 20.00 horas», explicó Carrón aludiendo a la feria de día. «Es lícito que todo el mundo quiera ganar dinero con su negocio, pero no se puede estar en los dos sitios. Mucha gente sigue viniendo al ferial pero lo hace más tarde y al final nosotros tenemos muy pocos días de trabajo en los que tenemos que trabajar muchas horas para rentabilizar el negocio», concluyó.

La sensación es parecida en la Casa de Andalucía. «Ha sido uno de los años más malos que ha habido, y esto irá a peor. Ha hecho mucho calor y la feria de día nos ha hecho mucho daño. A la hora de comer la gente se queda en el centro y no sube», señaló José Luis Buendía. «El mejor día fue el jueves porque todos los años tenemos varias comidas concertadas y se llena el salón pero esta caseta no se pone como otras por la noche, que tienen otra música y otro ambiente, y el resto de días se ha notado mucho bajón», indicó Buendía.

La otra cara de la moneda son las novedosas Oktoberfest Olé y Ponte Flamenco, que hacen un balance positivo y esperan volver, o el Salón de baile, ya veterana pero a la que su unión con Velvet este año le ha dejado buen sabor de boca. «El primer año siempre es difícil pero parece ser que la fiesta de la cerveza ha gustado en Cáceres», valoró Miguel Dejota, director artístico de Oktoberfest Olé. «Ha ido bastante bien», comentaron fuentes de Salón de baile, que salvo el miércoles han tenido unos días de mucha afluencia.

Por su parte, el concejal de Festejos, Pedro Muriel, se mostró satisfecho por que se haya desarrollado una feria «tranquila, sin incidentes» y a la vez «muy exitosa», con tres días grandes: jueves, viernes y sábado. Con los feriantes, además, la primera evaluación «ha sido muy positiva» porque la preferia «ha respondido a las expectativas» y, en ese sentido, Muriel abogó por «trabajar» para «mantener este formato que creemos que es positivo ya que amplía el número de días de feria».