El pasado 25 de abril se celebró la asamblea general de la asociación de vecinos Puente de San Francisco. En esta reunión fue elegida la junta directiva, compuesta por 8 mujeres, que entró a sustituir a la antigua gerencia, quien había dimitido en bloque el pasado junio ante la imposibilidad de solucionar el conflicto con el bar de la sede, que el ayuntamiento precintó sin previo aviso hace un año.

El problema principal del cierre de este establecimiento reside en los beneficios económicos que reportaba a la asociación, quien tiene que afrontar el pago de un alquiler mensual por su sede, propiedad del Obispado de Cáceres y no del ayuntamiento como pasa en las otras agrupaciones. Sin estos ingresos la cuenta de la asociación solo se sostiene con la cuota de los socios, insuficiente para realizar actividades, fiestas y pagar el alquiler de los salones de la sede. «Ahora mismo, nuestros únicos ingresos son las cuotas de los socios y la subvención que te da el ayuntamiento, pero estas tardan en llegar. El bar era un ingreso que iba sumando todos los meses y si pasaba algo tenías un dinero allí, ahora no tenemos nada», explica Manoli Fernández, actual presidenta de la asociación.

La nueva directiva quiere volver a reunirse con la alcaldesa, Elena Nevado, para que les explique las razones de esta clausura, que según indica su presidenta no les han quedado claras. Según les comentó Nevado, en la reunión que mantuvieron el pasado 13 de junio, el bar se clausuró tras recibir una denuncia por parte de un vecino del barrio, que alertaba de que el local no tenía licencia para explotar esta actividad. Por este motivo, los técnicos tomaron la determinación de precintarlo. «Primero nos comentaron que si había una denuncia, pero no nos han dicho por qué. También nos dejaron entrever que no teníamos licencia de apertura, pero con la cantidad de años que lleva abierto no nos cuadran las explicaciones. Queremos que nos aclaren los motivos», comenta Fernández.

Según las últimas informaciones que maneja la presidenta de la barriada, el consistorio cacereño está gestionando una permuta entre ambas instituciones (el Obispado cede este local y el ayuntamiento dará en contraprestación a la diócesis otro espacio municipal), pero desde la asociación «necesitan que se agilicen los trámites».

Además del aspecto económico, Fernández explica que el cierre del local está haciendo mucho daño a la barriada ya que «el bar era un punto de encuentro. Allí íbamos a ver el fútbol y celebramos cumpleaños y reuniones».

Según explica Fernández, San Francisco celebra ahora sus fiestas, que empiezan este sábado día 2 de septiembre, y cuando finalicen «retomarán este asunto».