El jefe del Servicio de Patología del hospital San Pedro de Alcántara, Ricardo Carapeto, podrá continuar trabajando hasta que cumpla los 70 años. Así lo han decidido los tribunales al fallar contra el Servicio Extremeño de Salud (SES), que le denegó al médico su solicitud de aplazar la jubilación cinco años y que, de hecho, le retiró hace año y medio. "Todavía no sé cuándo podré volver, pero lo estoy deseando. Aún me siento útil a la sociedad y quiero trabajar, no ser un parásito", afirma Carapeto en declaraciones ayer a este diario.

El Servicio Extremeño de Salud debe ahora ejecutar la sentencia que obliga a su reincorporación. El Diario Oficial de Extremadura (DOE) publicaba ayer la resolución de la Secretaría General del SES, adoptada el pasado 12 de diciembre, para hacer efectivo el fallo de los tribunales.

Ricardo Carapeto llevaba casi 30 años trabajando en el hospital San Pedro de Alcántara. Sacó por oposición la jefatura del Servicio de Patología, donde ha desempeñado casi toda su labor profesional. En la ciudad es también conocido por su vinculación a la Asociación de Lucha contra el Cáncer, ya que es el presidente de su comité técnico.

RETIRO FORZOSO Retirarse a los 65 años no entraba en sus cálculos. "No me apetecía jubilarme, quiero continuar trabajando mientras haya trabajo, tenga fuerzas y pueda ser útil", explica. Sin embargo, el SES opinaba lo contrario. El 21 de junio del 2005 denegó su solicitud de permanencia en activo hasta los 70 años y le jubiló.

Carapeto no se conformó y decidió pleitear por prorrogar su vida laboral. El juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Cáceres le dio la razón. El SES recurrió el fallo, aunque volvió a perder. El Tribunal Superior de Justicia de Extremadura desestimó su recurso de apelación, confirmando la sentencia inicial y revalidando la razón al facultativo.

La decisión judicial, según explica Ricardo Carapeto ya que este diario no ha tenido acceso a la sentencia, se sustenta en dos claves: por un lado, que el facultativo sólo había cotizado 31 años a la Seguridad Social cuando se le jubiló, cuando la ley establece que para la jubilación forzosa se deben tener 35 años de cotización; en segundo lugar, los certificados médicos aportados por la defensa del patólogo, garantizaban que éste se encontraba en perfectas facultades mentales y físicas para seguir en activo.

"Los jueces han entendido que no había justificación para jubilarme si yo no quería", asegura el afectado. En el año y medio de retiro obligado, lo que más se le ha resentido ha sido el sueldo. "La pensión es mucho más baja que nuestro sueldo, ya que no contempla los complementos que cobramos en activo", reconoce. Sin embargo, el tiempo no lo ha desaprovechado. "No me he aburrido --dice--, he asistido a congresos, he leído mucho para seguir al día y he mantenido una actividad moderada, aunque no he tenido la rutina del día a día en el hospital".