La presentación del futuro centro de ocio en Cáceres vuelve a poner de manifiesto que el PP, encabezonado y obsesionado con que exista una única zona de ocio y que ésta sea en el ferial, nunca entendió la ley de convivencia y ocio y que los jóvenes seguimos sin importar nada para el día a día de la ciudad.

Este proyecto nace condenado a no ser entendido por nadie, porque de otro modo no se entiende que no haya una referencia explícita a cuestiones necesarias que hay que resolver y que son demanda continua de los jóvenes: la dotación de transporte público y las medidas higiénicas, por una parte, y, por otra, lo que rodea a la ubicación del botellón y si se contemplan lugares cubiertos que resguarden a los jóvenes en épocas de lluvia y frío.

En concurso surge, por otro lado, desde planteamientos surrealistas para los jóvenes que vivimos en Cáceres, que no entendemos determinadas cosas. El iluminado que haya elaborado todo esto posiblemente ha pensado sólo en criterios de rentabilidad económica y buscando votos. ¿Algún técnico municipal ha revisado esto y se han tenido en cuenta sus consideraciones? Desde el punto de vista educativo existen dudas más que razonables sobre su idoneidad.

Quienes han participado en este proyecto desconocen la realidad de la ciudad y las demandas de los jóvenes. ¿Para qué zonas deportivas en la zona de ocio cuando las que existen están deterioradas?

Y finalmente, la opinión de los jóvenes: consideración nula. Prueba de ello es que ni el Consejo Local de la Juventud sabía que se iba a presentar esta propuesta. Otra prueba clara es que antes de debatirse en el Instituto Municipal de la Juventud ha pasado por la Comisión de Patrimonio y Contratación. ¿Para qué estamos los jóvenes? Si se nos hubiera preguntado, la cosa hubiera sido distinta: hubiéramos demostrado nuestra madurez y hubiéramos ido al realismo y a la práctica.

Todavía están a tiempo.