Mi amigo Pepe, que es un CATOVI , visitó la cueva de Maltravieso. La visita era gratuita, naturalmente. Quedó frustrado. Se enteró de que el catovismo no nace en la calle Caleros y que la estirpe no la crea directamente Dios en este lugar sino que procede ¡de animales inferiores por evolución! Salían de caza hasta Cánovas, que era un vergel con gran vegetación y animales que no eran conductores en busca de aparcamiento. Hacían excursiones cinegéticas hasta Torrequemada y, en lugar de cochinillo, comían carne de animales salvajes. Vivían muy felices sin necesidad de bajar hasta la plaza ni pasear Pintores. Hacían exposiciones de pinturas que suscitan tantas discusiones como Foro Sur.

Tampoco se casaban en Santa María ni celebraban el banquete en el castillo . No existían ni Saponi ni Franquete. Ni las lavanderas, ¡Ni la patatera! Llovía cuando debía llover, todo el mundo tenía trabajo y sin embargo aún no se había aparecido la Virgen de la Montaña. Vamos, que los CATOVIS no iban a Santa María solo ocho días al año y si subían a la montaña, que por entonces se escribía con minúsculas, lo hacían para cazar. Por no haber, ni siquiera había procesiones aunque sí mucho fetichismo. Pero en eso él ha cambiado poco.