LA MINA DE LITIO

Pegarse un tiro en el pie

Adrián Galán Gutiérrez // Cáceres

En contestación al señor Ángel Gil García, que escribe en nombre de ‘Grupo Norte’, quisiera decirle que está muy bien que queramos más desarrollo para esta pobre ciudad que cada vez va a menos, yo el primero, que tengo la suerte de no tener que haber emigrado. ¿Pero a qué precio? En un principio estaba a favor de la mina, pero luego mi postura ha ido variando, viendo cómo va a ser el proyecto y dónde esta situado . Ahora estoy claramente en contra.

Primera pregunta que le haría: ¿Que riqueza va a crear? -- aparte de jornales de camioneros, poca--. Según Europa Press, «La empresa Tecnología Extremeña del Litio, creada en octubre del año pasado con domicilio en el Paseo de la Castellana e inscrita en el Registro Mercantil de Madrid». Qué bonito --La Extremeña del Litio-- paga los impuestos en Madrid, típico de nuestro tiempo, ¿a que sí? Luego tenemos que escuchar que la sanidad de andaluces y extremeños la pagan los madrileños.

Segunda pregunta: ¿Se sabe algo que traigan aparejadas nuevas fábricas de tratamiento de litio? No. Si se fueran a establecer fábricas de baterías en las Capellanias, con domicilio fiscal en Extremadura, la cosa cambiaría; eso sí sería crear industria, y no considerarse uno una antigua colonia africana que vende sus minerales a la antigua metrópoli y esta le devuelven luego unos bonitos productos manufacturados.

Tercera pregunta: ¿Va a afectar a la industria ya establecida? Sí --turismo--. Si la explotación estuviera donde la cantera de Olleta, bueno, pero a tiro de piedra de la Torre de los Pozos no es razonable.

En fin, como dice el dicho, «Virgencita mejor me quedo como estoy». Que entre ser una pequeña Venecia o una futura ciudad minera Mirna, la cosa está clara, porque seguro que no vamos a ser una nueva Silicon Valley. La Virgen de la Montaña no es tan milagrosa y más si le remueven los cimientos. Con la mina, como se lleve a cabo, estamos a punto de pegarnos un tiro en el pie.

EN MEMORIA

Dolores O’Riordan

Gemma Bufias // Arenys de Munt

Nos ha dejado una de las voces que marcó mi adolescencia en los 90. Cuando escuché que la cantante de The Cranberries había muerto, de repente reviví los recuerdos de una época de mi vida: el primer amor; la traición de mi mejor amiga; los complejos reprimidos... Su pérdida me hizo ver que todo este caleidoscopio de vivencias ya no estaba. Pero hoy, escuchando de nuevo sus canciones, siento que todavía está entre nosotros.