La ´nouvelle vague´ fue en sus inicios un movimiento muy coherente, pero cada uno de sus representantes practicó un cine distinto. Si a Claude Chabrol le dio por diseccionar la burguesía, a Jacques Rivette le fascinaron los relatos laberínticos. Si a Jean-Luc Godard le atrajo la experimentación y la provocación, François Truffaut prefirió la cautela narrativa. ¿Dónde se sitúa Eric Rohmer, el más veterano?

Ya en sus tiempos como crítico, en la revista ´Cahiers du Cinéma´, Rohmer destacó por sus atinadas puntualizaciones y sus ensayos sobre la puesta en escena.

Al pasar a la realización, Eric Rohmer hizo de París un espacio único, adherido de forma precisa a las características de sus personajes.

Su estilo siempre fue más reposado, forjado en la moralidad de los personajes, una cámara discreta y un trabajo férreo con los actores, tanto los consagrados como los debutantes. Sus ´Cuentos morales´ con títulos como ´La coleccionista´ y ´Mi noche con Maud´, representaron un hito para el cine francés de su época: corrección y sensibilidad. Mantuvo las mismas cotas de interés con algunos filmes de la serie ´Comedias y proverbios´, caso de ´Las noches de la luna llena´, y con su última saga narrativa, los ´Cuentos de las cuatro estaciones´.

Habituado a filmar a las gentes de su tiempo, en su mayoría jóvenes con dilemas amorosos, Eric Rohmer experimentó cuando decidió reconstruir el pasado: ´Perceval el galés´, concebida como una miniatura medieval, o ´La inglesa y el duque´, revisión políticamente incorrecta de la Revolución Francesa con fondos generados por ordenador.