El sector nupcial, el único de la moda española que aumenta la facturación año a año, sacó pecho ayer en la inauguración de la pasarela Gaudí Novias. Un minimalista Jesús del Pozo fue el encargado de cortar la cinta inaugural de la Barcelona Bridal Week, que junto a Rosa Clará dio una lección de costura artesana. Después de estos dos clásicos de la cumbre anual de la seda, la organza y el guipur, le tocó el turno al debutante Antonio Miró, que fue fiel a sí mismo y recicló algunos de sus patrones para presentar una novia ideal para segundas nupcias.

Los vestidos de novia se subieron a la pasarela, pero en las retinas (y los regazos) de muchos de los presentes seguía estando el indefinible modelo que Christian Lacroix ha confeccionado para Carmen Martínez-Bordiú y que la nieta de Franco adelantó ayer en exclusiva a la revista ¡Hola! cinco días antes de su boda.

Miró llevó al altar a las novias con pitilllo, toreritas y vestidos cortos. Por la tarde, los artesanos Josechu Santana y Maria Lluïsa Rabell, que presentó una novia en azul eléctrico, cedieron el testigo a los internacionales Lacroix y Karl Lagerfeld. L. PLIEGO