En casi 20 años de baloncesto profesional en Cáceres no se había visto una cosa igual: la despedida de un entrenador en una sala de prensa llena de directivos, jugadores, periodistas, amigos y familiares del destituido. Había casi cien personas que dijeron adiós a Manuel Hurtado con dos sonados aplausos, uno de ellos pedido por el otro protagonista de la comparecencia pública, José Manuel Sánchez. El presidente se echó a llorar cinco segundos después de empezar a hablar ante la estupefacción y emoción general. "Es mi momento más triste desde que estoy en este club", acertó a decir entre lágrimas.

El ya exentrenador del equipo cacereño se las tragó, aunque a duras penas, sobre todo al final. Se mantuvo bastante entero en uno de los momentos a buen seguro más difíciles de su vida. "Esto no es un alivio para mí. Es un traspiés, un fracaso personal", reconoció abiertamente, aunque dijo estar "orgulloso de mi trabajo en LEB Plata, casi ascendiendo, aunque quizás nos tuvo que dar algo más de crédito, y LEB Oro, con todos los problemas que tuvimos en el año".

Leyó la carta en la que puso su cargo a disposición de la directiva y posteriormente fue más claro: "Me marcho por la baja motivación que he visto en mis directivos a la hora de reforzarme en un momento que era difícil para nosotros", declaró, asumiendo que había "apostado y perdido" con lo que indudablemente puede considerarse un órdago : "Creí que los directivos me iban a refrendar porque habíamos estado muy unidos".

Mensajes

"No ha habido nadie que haya salido defendiéndome ante las derrotas duras que hemos tenido. Solamente Abelardo Martín --uno de los directivos-- hizo unas declaraciones en esa línea las navidades pasadas", explicó. "Esto no se podía hacer con siete derrotas consecutivas porque no hubiese tenido efecto, pero sí ahora que vienen dos partidos importantes, uno difícil en casa ante La Laguna y otro que se podía considerar ganable en cancha del León", razonó. También lamentó que "nadie haya salido a decir que no teníamos un presupuesto tan alto como se estaba asegurando".

Preguntado por qué creía que había recibido tantas críticas por parte de la afición, aseguró desconocerlo. "Lo cierto es que solo me he defendido yo a mí mismo", lamentó, consciente de que los silbidos que recibía en su pabellón han sido la banda sonora de su marcha. No ha llegado a dos años en el banquillo, del que se hizo cargo en diciembre del 2007 sustituyendo a Fede Pozuelo.

Hurtado no rehuyó la autocrítica ("tengo mi cuota de responsabilidad en lo que está pasando, por supuesto"), pero lanzó un mensaje inequívoco a la totalidad de la plantilla que presenciaba su alocución desde el fondo de la sala de prensa del Multiusos. "Tengo claro que este equipo puede estar arriba. Quiero el apoyo máximo a mis jugadores y les pido que si alguno se ha guardado algo mientras estaba yo como entrenador, que le deje de hacerlo ya", manifestó.

A la hora de tener recuerdos hacia personas, señaló primero a su cuerpo técnico --Mario Segalás, Mario Hellín, José Moreno y Mariano Mariño--, con mención especial al doctor Marcos Maynar, "un lujo para el deporte extremeño que algunos intentan despreciar". Agradeció a Manolo Moraga, del Colegio San Antonio, su labor para que el nuevo club pudiera surgir en el 2007, y aludió a "muchísimos buenos aficionados"; a la prensa "que me ha tratado con elegancia, sin escarnio"; a la alcaldesa, Carmen Heras, a la que agradeció su llamada durante el día, a su familia y por último a los empresarios "que han hecho posible que vuelva a haber baloncesto". También pidió a los cacereños que "si queremos ser más como ciudadanía hay que tener más consideración con los que aquí hemos nacido".