El presidente del Barcelona, Joan Laporta, defendió ayer que para él es "irrelevante" que supiese o no de antemano que el propio club estuviese investigando a cuatro de sus vicepresidentes, y todo lo achacó a una estrategia en contra de la entidad.

Es la segunda vez que Laporta aborda el espionaje impulsado por parte del Barcelona a cuatro de sus vicepresidentes (Joan Franquesa, Joan Boix, Rafael Yuste y Jaume Ferrer), aunque como hizo en Málaga el pasado sábado, no ha modificado ni un ápice su línea argumental.

Para Laporta, el asunto está zanjado porque así lo cerraron en su día los cuatro afectados y el resto de directivos, a pesar de que la semana pasada el director general de la entidad, Joan Oliver, reconociese ante los medios que esas prácticas, a las que denominó como auditorías de seguridad, se habían impulsado por parte del club.

Después de que la noticia saltase a la luz pública hace casi una semana el Barcelona no ha aclarado qué motivó que se iniciase el espionaje a cuatro vicepresidentes y de si la idea original fue de Laporta o de Oliver, o de los dos.