"Señorita, que yo no he sido", decía el niño del polo rojo. "¡Mentira! Ha sido él quien me ha empujado", acusaba el chaval del vestido blanco con pegatinas. "A ver, alguien más lo ha visto. Tú, Luisito, ¿qué ha pasado?", preguntaba la profesora. "Yo no he visto nada", se justificaba el chavalito.

Esta típica imagen de trifulca infantil fue la que se dio ayer en el patio de Montmeló. Tras el GP, los protagonistas eran Felipe Massa, Fernando Alonso y Lewis Hamilton. En la rueda de prensa posterior, los dos primeros se enzarzaron en una lucha dialéctica de acusaciones cruzadas que incluso llegó a arrancar una amplia sonrisa en el rostro sonriente de Hamilton, que saboreó con serenidad su liderato en el Mundial.

A dos puntos del líder

Mientras Alonso y Massa trataban de dirimir quién tenía razón y quién iba por donde tenía que ir, el joven de McLaren se convertía, a los 22 años 4 meses y 6 días, en el líder más joven de la historia del campeonato, superando a Bruce McLaren (que lo fue, en 1960, con 22 años, 5 meses y 8 días). Hacía casi ocho años (Eddie Irvine, 1999) que el Mundial no tenía un líder británico. Hamilton es el único que ha subido al podio en todas las carreras: tercero (Australia) y segundos tres veces (Malasia, Bahrein y España).

Alonso y Massa se tocaron, en efecto, en la primera curva. Y, como es natural, cada uno dio su versión. "Lo siento, pero yo me mantuve siempre en mi trazada, siempre. Sí, hubo contacto, claro que hubo contacto, pero son cosas de las carreras", dijo Massa recordando, tal vez, como buen brasileño que el fútbol es así. El bicampeón asturiano defendía una postura distinta. "Yo salí más rápido, frené más tarde y pasé delante. En el 99% de los casos, los dos habríamos acabado fuera del asfalto, así que, habiendo acabado primero y tercero, creo que hemos tenido bastante suerte". También lo valoró Pedro Martínez de la Rosa, lejos del sarao: "Los comisarios debieron de intervenir, pues cualquier contacto debe investigarse".

La felicidad de Hamilton

El rifirrafe colegial duró media hora más. Que si me has tocado, que si yo hice lo que debía, que si tenías que haberme dejado pasar, que si yo tenía la parte buena de la curva, que si, que si, que no. Un toma y daca del que el beneficiado fue Lewis Hamilton. Superó a Alonso en el incidente y acabó delante de él. La prensa inglesa se frota las manos.

Después de la carrera, el protegido de Ron Dennis estaba eufórico: "Las cosas me están saliendo bien y sigo viviendo en un sueño". Hamilton firmó autógrafos con tranquilidad una hora antes de la carrera, y lo siguió haciendo una hora después.

Lo que está claro es que la apuesta de Alonso no funcionó, se la jugó y perdió ante Massa. "El coche quedó dañado y fue muy difícil de pilotar el resto de la carrera", comentó sin pretender, ni mucho menos, justificarse. "Necesitaba un milagro para alcanzarles y, como no se ha producido, he de sentirme feliz con el podio".