Apenas había finalizado el encuentro de los países pertenecientes al G-20 en la cumbre de Washington y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ya volvía a la carga con otras polémicas declaraciones. "Hay ciertos problemas que deben ser discutidos por los países que tienen democracia completa mientras otros países, que forman parte del G-20, están todavía en el camino hacia la democracia", aseguró ayer el dirigente conservador.

Pero Il Cavaliere no se quedó ahí, y agregó que "el G-8 no ha sido cancelado por el G-20". Para acabar, Berlusconi se encargó de alabar su propio papel en la cumbre: "Hemos restituido la credibilidad de Italia a nivel internacional". Italia ocupará a partir del próximo 1 de enero la presidencia del G-8.