PRESIDENTE DE AGROEXPANSION WORLD WIDE TOBACCO ESPAÑA

TEtspaña sigue experimentando los temidos efectos de la recesión económica. Situación a la que se llegó por el encadenamiento de diferentes factores. Una crisis financiera que deriva de la irrupción en el mercado de los llamados activos tóxicos, lo cual genera una pérdida de confianza, y desemboca en pérdida de liquidez. Esta situación permeó a la economía real. Muchas compañías se ven ahogadas por la falta de crédito que necesitan para equilibrar sus flujos de fondos y deciden ajustar sus costes, en el mejor de los casos, cuando no, cerrar: más paro y menos actividad empresarial. Los ciudadanos, con menor capacidad para consumir bien por falta de confianza o por una menor capacidad de generar ingresos. El modelo económico español tan dependiente de la construcción, deuda externa, la demanda interna y el turismo es lógico que se resienta significativamente. Hasta aquí la explicación macro. Pero entiendo que de fondo aparece también una profunda crisis de valores que también ayuda a entender esta crisis. Valores que se han ido sustituyendo por un único valor: el dinero.

Más allá de las soluciones técnicas necesarias para corregir estos desequilibrios macroeconómicos, restituir los necesarios niveles de liquidez y revisar los muy deficientes mecanismos de control y evaluación hace falta un esfuerzo por recobrar valores personales y corporativos: austeridad, honestidad, visión de largo plazo, compromiso, construcción de equipos, o alineamiento estratégico.

En este contexto uno observa a Europa y percibe con desasosiego cómo se ha ido incentivando la desaparición de la actividad agraria y ganadera. Ya producirán los países en vías de desarrollo. Tremendo error estratégico a mi juicio por lo que supone de debilidad al quedar desabastecidos de productos de primera necesidad. Y lo que es todavía peor, dejar sin continuidad emprendimientos agropecuarios que podrían ser fuente de empleo para las generaciones venideras y un motor de desarrollo regional que evite profundos desequilibrios. Esta pérdida de valores unida a la situación de crisis debería obligarnos a todos a replantearnos una vuelta a lo básico y entender que una Europa sin agricultura es una Europa débil en el panorama internacional.

Quienes estamos vinculados a la industria del tabaco debemos reconocer que nuestro sector ha sido un oasis de estabilidad en este entorno tan turbulento de la crisis. No hay un solo caso de impago, de suspensión de pagos, o de falta de liquidez. Al contrario, el tabaco es tabla de salvación para los hijos que vuelven con sus padres cultivadores a ayudar en las tareas del campo cuando se vislumbran pocas alternativas fuera. O es la oportunidad para quien no encuentra ya acomodo en la construcción. ¡¡Caramba!! Reconozcámosle algo bueno a nuestro sector.

¿Qué nos espera en el futuro? Es la pregunta del millón de dólares que todos nos hacemos estos días ante la desaparición del esquema de subvenciones que nos llegaba de la UE. Sinceramente creo que vamos a ir a un modelo más abierto de mercado donde las ayudas públicas irán jugando un papel cada vez mucho menos relevante. Tenemos todos que cambiar la mentalidad y entender que vamos a jugar en un escenario global que, hoy por hoy, demanda tabaco y demanda nuestro tabaco. Para que esto siga siendo así, debemos ofrecer un tabaco atractivo en precio y calidad, y deberá haber un esquema de precios que estimule la producción.

Para ello en Agroexpansión y World Wide Tobacco España creemos que es vital la innovación. Y lo decimos desde la humildad pero también desde el orgullo de sabernos una empresa que siempre ha hecho bandera de aplicación de nuevas prácticas de cultivo que ayuden a mejorar la calidad del tabaco. Somos la empresa que esta cosecha ha introducido en España el uso de cajas frente al fardo tradicional. Y somos la empresa que comercializa casi un 40% de su tabaco virginia curado con energías limpias.

También creemos profundamente en el modelo de las APAS. Las APAS están aportando valor, están también generando importantes avances en el cultivo del tabaco y están contribuyendo a una mayor eficiencia. Queremos seguir trabajando codo a codo con las APAS tabaqueras en la búsqueda de nuevas fórmulas de relación que nos hagan mejores y más eficaces.

Hace casi tres años cuando AOI decidió abandonar la actividad en nuestro país, Manuel Bermejo Hernández y Vicente Sánchez Sánchez-Valdepeñas, decidieron salir al rescate de Agroexpansión y World Wide Tobacco España haciéndose eco de las llamadas a tal efecto recibidas por las fuerzas vivas del sector y por las diferentes administraciones públicas involucradas. El reto era ayudar a salvar el cultivo del tabaco. Hoy seguimos trabajando con ilusión con este mismo objetivo porque sabemos que buena parte de los productores de tabaco quieren una alternativa privada en el mercado español, pues esto ayudará a la mayor competitividad de nuestra industria en los mercados internacionales. Debemos trabajar para que el tabaco siga viviendo ajeno a la crisis, para que sea una fuente de empleos de los que tan necesitados está nuestra economía, para contribuir al desarrollo regional extremeño y para articular en torno a nuestro sector más actividad emprendedora que redunde en más riqueza, empleo y bienestar. El tabaco ha sido y, confiemos siga siendo, ejemplo de esos valores que tanto necesitamos para llegar a la senda de la recuperación económica y social.