Hace unas semanas, el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, lanzó un reto: ante el incremento de la piratería en el sector del libro y la falta de conciencia de que no pagar por descargar un libro en la red que su autor querría vender es tanto como robar "hay que explicar una cosa a la sociedad: que está en juego el trabajo de mucha gente". ¿De cuánta? Aunque no hay datos oficiales (y los que SE dan habitualmente o están hinchados o son previos a la crisis), un rastreo subsector por subsector ofrece una respuesta a la pregunta de Blecua. Unas 80.000 personas viven de la industria del libro en España.

Dos amenazas penden sobre su futuro: que se recrudezca el descenso de las ventas de libros físicos, que oscila entre el 15% y el 20% desde el 2009 y que el grueso de los nuevos lectores digitales estén descargando sus e-books gratuitamente, no comprándolos. ¿Y qué puede pasar con estas 80.000 personas? Pues depende del ritmo de adaptación de la lectura digital, de si los editores consiguen crear un mercado legal atractivo o de si campa la piratería.

LOS EDITORES Las editoriales españolas generan 16.000 empleos directos y 15.000 indirectos, según el secretario general de la Federación de Gremios de Editores de España, Antonio María Avila. Una cifra que, advierte el presidente del Gremio de Editores de Cataluña, Xavier Mallafré, oscila en una proporción casi directa al descenso de las ventas. Los editores han estado en primera fila en la demanda de una legislación que persiga las descargas ilegales de libros, aunque, mientras, crece muy lentamente en el sector la convicción de que la principal manera de combatirla es crear un mercado legal basado en precios bajos y sistemas de compra accesibles.

"El problema no es lo digital, sino que desaparezca la economía normal y solo quede el mercado negro. No es razonable, ni es casualidad, lo que pasa en España: se le ha dicho a la gente que pagando por el ADSL lo tiene todo.

Con esto no solo desaparecen puestos de trabajo sino también ingresos para el Estado", argumenta Avila. Una cifra difícil de cuantificar, aunque solo el 4% de IVA de los 2.890 millones de euros facturados en el 2010 ya supera los 100 millones de euros.

Según Mallafré, "ver qué había tras Megaupload al menos ha hecho que haya gente que se replantee las cosas; y si actúas sobre menos de 100 localizaciones en la red --calcula-- puedes eliminar el 80% de la descarga ilegal".

Para Mallafré, el reto es conseguir que, ya desde la escuela, los lectores asuman que "cada autor ha de poder decidir cómo quiere ofrecer su esfuerzo y su talento" y que sean conscientes de que el negocio editorial, a diferencia del comercio online multinacional o los dispositivos electrónicos, "genera ocupación en el país, cuyos beneficios e impuestos se quedan aquí".

LA DISTRIBUCION El eslabon más débil en el mercado digital es el de la distribución: mover libros arriba y abajo emplea a 4.000 personas, en un sector atomizado en 200 empresas. Su función, en un entorno digital, legal o no, no se reduce, sino que se volatiliza.

José Manuel Anta, director general de la asociación que agrupa a los distribuidores (Fande) espera una concentración en el sector y una reducción "de la estrategia de inundar el canal de venta de libros, con un movimiento de devoluciones que genera costes sin ningún ingreso".

Pero a largo plazo cree que "el ebook es inevitable" y que apenas quedan dos vías de reconversión: crear sistemas de impresión bajo demanda de los libros de fondo menos solicitados y reconvertir negocios de distribución especializados en tiendas online con un perfil propio, como Koomic.