A las 4.30 horas de ayer, justo cuando se cumplía un mes del alto el fuego declarado por ETA, unos individuos provocaron un incendio en la ferretería de un concejal de Unión del Pueblo Navarro (UPN, derecha) en Barañain, una población de 19.000 habitantes pegada a Pamplona. El fuego provocó cuatro heridos leves, obligó a desalojar 56 viviendas y ocasionó cuantiosos daños materiales. El Gobierno de Navarra condenó el acto "terrorista", mientras el ministro del Interior habló directamente de "kale borroka ".

Alfredo Pérez Rubalcaba advirtió a ETA de que estos actos violentos "son incompatibles" con el proceso abierto tras el alto el fuego. El líder del PP, Mariano Rajoy, optó por la prudencia y mantuvo su apoyo al Gobierno.

El incendio provocado es el primer episodio que siembra dudas sobre la capacidad de ETA para mantener el alto el fuego "permanente" que prometió en su comunicado del 22 de marzo. A diferencia de lo que ocurrió en la tregua de 1998 --cuando la kale borroka se mantuvo desde el primer día--, en esta ocasión había cesado la violencia callejera.

MATERIAL INFLAMABLE El ataque empaña el proceso de "verificación" abierto por el Ejecutivo tras ese anuncio. Los dos informes de las fuerzas de seguridad del Estado realizados hasta ahora posibilitaron que Zapatero afirmara, el martes, que el alto el fuego "es real" y completo.

Según el delegado del Gobierno en Navarra, Vicente Ripa, tras romper el escaparate del comercio del concejal y portavoz de UPN, José Antonio Mendive, los autores vertieron un líquido inflamable al que después prendieron fuego. Los materiales almacenados en la ferretería (pinturas y disolventes) favorecieron la propagación del fuego, que calcinó el comercio, afectó a varias plantas del edificio, a un comercio colindante y a tres vehículos.

El suceso pilló al ministro del Interior en Cantabria. Rubalcaba condenó el suceso y reconoció que "dada la personalidad del dueño de la ferretería, un concejal de UPN, todo parece indicar que estamos ante un acto de la denominada kale borroka , que sería el primero que se produce desde la declaración de alto el fuego permanente de ETA. Reiteró la voluntad del Gobierno de "conseguir el fin de la violencia", pero añadió que mantiene la "fuerte voluntad" de "perseguir con firmeza cualquier acto de terrorismo".

El presidente del PP, que celebraba un mitin en Sevilla, mantuvo una postura prudente. Expresó su solidaridad con el concejal y advirtió al Gobierno de que "debe andarse con cuidado", pero reiteró en público que mantiene su apoyo a Zapatero para luchar contra el terrorismo.