Jorge Alberto Sosa es un exsubcomisario de la Policía Federal argentina que vivía apaciblemente en la localidad valenciana de Ontinyent. Nadie sabía allí de su pasado. Hasta que fue detenido por el Grupo de Localización de Fugitivos, perteneciente a la Comisaría General de Policía Judicial española. Un tribunal de su país quiere juzgarlo por la participación en delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar argentina (1976-1986).

Sosa tiene 72 años y desempeñó entre 1975 y 1977 el cargo de segundo jefe de la Policía Federal en Neuquén. Abandonó el país en 1992, en plena era de la impunidad, y adquirió entonces la nacionalidad española. Ahora se encuentra en una prisión madrileña, a la espera de la extradición. La represión del régimen militar se concentró en los principales centros urbanos del país: Buenos Aires y sus alrededores, Rosario, Córdoba y la provincia de Tucumán. Pero la violencia represora del Estado también dejó sus marcas en el sur argentino, según se desprende de las denuncias aportadas por decenas de víctimas.

EL TESTIMONIO El maestro Orlando Balbo es uno de los que pudieron contar lo que pasó. Balbo fue torturado en la delegación policial por un grupo de matones que en la actualidad forman parte del grupo de 29 represores bajo proceso. Ocho exjefes militares ya fueron condenados por las violaciones de los derechos humanos en Neuquén.