Juan José Ibarretxe se comprometió ayer ante miles de seguidores del PNV a llevar hasta el final su decisión de consultar a los vascos el 25 de octubre del 2008. "No nos va a temblar el pulso", advirtió el lendakari en la celebración del Alderdi Eguna (Día del Partido) en Foronda (Alava), donde sostuvo que su propuesta es legal. Esta no fue ni siquiera mencionada en el discurso de despedida del aún presidente del partido, Josu Jon Imaz. A pesar de que ambos prodigaron llamadas a la unidad del PNV, quedó claro que llevan caminos separados. Ambos fueron ovacionados, pero Ibarretxe se llevó la palma.

Las antagónicas posiciones se hicieron evidentes. La soberanista, defendida por un lendakari dispuesto a seguir adelante contra viento y marea con la convicción de que los principios de su propuesta "entroncan con las entrañas del pueblo vasco". Y la pactista, propugnada por un Imaz que abandona el liderazgo del partido en aras a facilitar la unidad, pero apostando por el "consenso suficiente entre diferentes" como la mejor manera de "construir sobre bases sólidas" el futuro de Euskadi.

EL CASO ANDALUZ El Alderdi Eguna le brindó al jefe del Ejecutivo vasco la oportunidad de darse un baño de masas y proclamar que nadie le frenará para llevar adelante la hoja de ruta que presentó el pasado viernes en el Parlamento. "¿Qué hay de ilegal en preguntar a la sociedad para que nos abra la puerta a un camino?", preguntó el lendakari entre aplausos, mientras negaba que su iniciativa sea independentista o autodeterminista.

Ibarretxe esgrimió que el Estatuto de Andalucía recoge la facultad del Ejecutivo autonómico para convocar consultas populares y confirmó su intención de buscar "con todas las energías" un acuerdo con el presidente del Gobierno central. No precisó, sin embargo, que la Carta andaluza --igual que el Estatuto catalán-- especifica que las consultas únicamente pueden ser sobre competencias autonómicas.

La invertención de Ibarretxe contrastó con el posibilismo de Imaz. Lo explicó así: "Cuando hacemos algo implicando a otros, lo conseguido está mejor asentado, es una conquista que nadie va a poder cuestionar y nos permite seguir avanzando. Pues así con todo".

El adiós de Imaz fue coherente con las ideas que le han enfrentado al ala soberanista del PNV. Reivindicó sus posiciones y alertó sobre la necesidad de que el PNV se "modernice" y adapte su mensaje a "un mundo en el que desaparecen las fronteras". Y remachó que lo que está en juego no es la transversalidad, sino quién la lidera: PNV o PSE.

Imaz pidió a los peneuvistas que hagan piña en torno a la nueva ejecutiva. Realzó el valor de la fuerza y la unidad, pero fue más lejos al reclamar que no se acuse de "michelines" a quienes no apuestan por un partido esencialista.

"No hay michelines, hay patriotas que tienen su forma de ver este país", sentenció en una referencia crítica al veterano Xabier Arzalluz, expresidente del PNV. Arzalluz puso ese adjetivo con ánimo de resumir que en el PNV sobraban aquellos que discrepaban del giro soberanista dado por la dirección.

TANDEM CIU-ERC En torno a la propuesta de Ibarretxe, el líder de CiU, Artur Mas, y el portavoz parlamentario de ERC, Joan Ridao, coincidieron ayer en denunciar que ha sido la política del presidente del Gobierno la que la ha propiciado. Mas culpó a José Luis Rodríguez Zapatero de "haber actuado con mucha frivolidad en muchos terrenos y con poco sentido de Estado". Mientras, Ridao afirmó que el PSOE está "intimidado y acoquinado" por el PP, informa M. Borrell.