Si algo quedaba en Europa del tópico del español machista, José Luis Rodríguez Zapatero lo redujo ayer a escombros. Durante su intervención en la sesión plenaria del Consejo de Europa, con sede en Estrasburgo, el presidente español se puso el traje de guerrero del antifaz contra la discriminación sexual, hasta el punto de acabar proclamando que "en la tarea política, las mujeres dan mucho mejor resultado".

Aunque sin abandonar su tono ponderado, el Zapatero más combativo salió ayer en defensa de los derechos de los trabajadores como cuestión irrenunciable frente a la crisis y de la incorporación de las mujeres a los ámbitos de poder. Las dos cuestiones, además de su conocida Alianza de Civilizaciones, formaban parte del eje del discurso, pero fue en el turno de preguntas de los parlamentarios europeos donde se mostró más contundente.

Para Zapatero, "no hay sociedad democrática si no es muy exigente con la igualdad", por lo que apostó por seguir avanzando en esta dirección en todos los ámbitos, incluidos los puestos de responsabilidad en las empresas privadas. "A quien más conviene es a los hombres", afirmó. Según dijo, la presencia de las mujeres en los cargos directivos redunda en una "mejora de la sociedad".

TIEMPO PERDIDO Después de presentar la legislación española como una de las más avanzadas, se permitió incluso dar lecciones en la materia: "Si alguien quiere hacer una política progresista, que empiece por la igualdad de las mujeres". Y advirtió: "No nos vamos a detener. España va a recuperar el tiempo perdido", dijo en referencia a la preparación de una nueva ley que extiende el combate a "cualquier discriminación".

No menos beligerante se mostró a la hora de defender a los trabajadores. En respuesta a una pregunta de un diputado holandés, que le recibió con un caluroso "compañero Zapatero", el presidente rechazó de plano las recetas liberales. Dos lecciones dijo haber aprendido: la primera, que un mercado sin regulación es propenso a caer en "la avaricia y el engaño"; y la segunda es que no hay que caer en la tentación de "recortar los derechos de los trabajadores".

Zapatero consideró "un prejuicio ideológico" la tesis liberal de reducir la inversión pública y las ventajas sociales en tiempos de recesión económica. "Pues no, esta vez los más débiles deben salir ganando", clamó para alentar a continuación la "capacidad de respuesta" de los trabajadores a la defensa de sus derechos. "Yo voy a estar con ellos", concluyó. Fue el único momento en que arrancó los aplausos de los diputados.