El plan Ibarretxe es ya historia. Sin crispación ni pataleos, mediante la palabra y un debate parlamentario de proporciones maratonianas, una abrumadora mayoría del Congreso enterró ayer la reforma estatutaria precariamente alumbrada el 30 de diciembre por el Parlamento de Vitoria. El veto de 313 de los 350 diputados convirtió el proyecto soberanista de Juan José Ibarretxe en papel mojado. O, todo lo más, en bandera propagandística del PNV ante las inminentes elecciones en el País Vasco.

Cerca de ocho horas duró una sesión parlamentaria a cuya dimensión histórica contribuyó la ausencia de tensión en el debate, iniciado a la cuatro de la tarde y finalizado al filo de la medianoche. Llegó puntual el lendakari al palacio de la Carrera de San Jerónimo para exponer su proyecto de libre asociación entre Euskadi y España. Fue escuchado paciente y respetuosamente por el Gobierno y los diputados de todos los grupos --incluido el popular--, cuyos portavoces rebatieron o suscribieron sus argumentos en un clima de cordialidad institucional. De normalidad democrática, en suma.

SIN ESTREPITO Y eso que el acontecimiento hacía presagiar, cuanto menos, una discusión acalorada. No en vano se trataba de la primera reforma estatutaria que, aprobada y remitida a Madrid por un parlamento autonómico, era rechazada en el Congreso. Pero ni el anunciado estrépito del choque de legitimidades ni el chasquido del pregonado conflicto institucional se oyeron en el hemiciclo. Sólo el clic del marcador electrónico: 313 votos en contra (PSOE, PP, IU, Coalición Canaria y Chunta Aragonesista); 29 a favor (junto al PNV, CiU, ERC, BNG y las dos diputadas de EA y Nafarroa Bai); y dos abstenciones, las de ICV.

Con todas las cartas expuestas sobre la mesa, en la partida de ayer no cabían órdagos ni faroles. Los guiños de los jugadores eran sólo de cara a la galería, pura escenificación. Por eso Ibarretxe jugó la baza del victimismo ante el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy. "Ya han pactado lo que aquí se va a decidir, y en esta tribuna está el representante de un pueblo pacífico y civilizado que viene a pedir diálogo y respeto a la decisión democrática de sus ciudadanos", se lamentó.

Pese a lo exiguo de la mayoría que bendijo su plan soberanista --39 diputados sobre 75, incluidos tres de la ilegalizada Batasuna--, Ibarretxe se arrogó la representación de toda la sociedad vasca al acusar a Zapatero y Rajoy de pactar para dar un "portazo" a la voluntad de la mayoría de Euskadi. Comunidad a la que, advirtió, ambos deberán dar explicaciones. Con la mirada puesta en las próximas elecciones vascas, aseguró acudir al hemiciclo con "la mano tendida para abrir un proceso negociador". Eso sí, a partir de su proyecto estatutario, con su sesgo soberanista y su contenido abiertamente inconstitucional.

LA CONSULTA Porque, a juicio del lendakari, el plan Ibarretxe no es "un problema", sino una "oportunidad" de mejorar la convivencia con Euskadi que el Estado no debería desaprovechar. También alertó Ibarretxe de que la votación de ayer no es "el comienzo ni el final de un camino que no tiene marcha atrás", y anunció que mantiene su promesa de celebrar una "consulta democrática" sobre su proyecto.

De soberanía, pero de la del conjunto de España, habló Zapatero. El presidente subió a la tribuna tras la alocución del lendakari para lanzar un mensaje tan firme como conciliador. Tras recordar que el Congreso tiene "la representación de la soberanía nacional", admitió que la votación de ayer "cierra el debate, pero no lo resuelve".

"DECIDIR JUNTOS" "Si vivimos juntos, debemos decidir juntos", replicó a Ibarretxe para negar el derecho de autodeterminación de Euskadi. Tras denunciar que su plan divide a los vascos, carece de consenso y vulnera la Constitución, Zapatero pidió a Ibarretxe que no entienda el rechazo de ayer como una "derrota". Que olvide las guerras carlistas y negocie un "acuerdo histórico" que colme las "aspiraciones de más autogobierno" de Euskadi, un estatuto que concite tanto consenso como el de Gernika.

Ante el "acuerdo histórico" para Euskadi ofrecido por Zapatero, Rajoy denostó "los afanes más o menos arcangélicos" de reformar el Estatuto de Gernika, que defendió a ultranza. También proclamó que el plan Ibarretxe es ilegal; la soberanía de Euskadi, un "mito"; su derecho a la autodeterminación, una "ilusión remota"; y que "no existe más nación que la española".

"¡Qué falta de respeto!", le respondió el lendakari. Para hurgar en las contradicciones entre socialistas y populares, Ibarretxe animó a Zapatero a zafarse del "acoso del PP" y negociar con Euskadi para que su oferta de diálogo no sea "un estuche vacío". El presidente le replicó que donde no hubo diálogo fue en el trámite del plan Ibarretxe en el Parlamento vasco, y le recordó que había podido comparecer en el Congreso gracias al Estatuto de Gernika y a la Constitución española.