A la segunda fue la vencida. Cuarenta y ocho horas después de perder la primera votación de investidura en el Congreso de los Diputados al no lograr la mayoría absoluta, José Luis Rodríguez Zapatero fue proclamado ayer presidente del Gobierno por mayoría simple, con los votos exclusivos del PSOE. Zapatero afirmó ante la Cámara que acometerá su segundo mandato con la voluntad de alcanzar acuerdos con todos los grupos, en especial con el PP, y dijo no descartar "cauces de colaboración estable y predecible". Todos los portavoces, salvo Rosa Díez, de UPD, se mostraron abiertos a buscar vías de entendimiento.

Fue una sesión breve. Antes de la votación, Zapatero tomó la palabra durante 10 minutos, y los distintos grupos dispusieron de cinco minutos cada uno para sentar sus posiciones. Nadie se movió. El PP, ERC y UPD votaron contra la investidura. Las demás formaciones, con CiU y el PNV a la cabeza, se abstuvieron. Resultado: 169 síes, 158 noes y 23 abstenciones. El líder socialista afirmó a los periodistas al término de la votación estar "más contento que en el 2004", pese a ser el segundo presidente en democracia que necesita doble vuelta para su investidura, tras Leopoldo Calvo-Sotelo en 1981.

HUMILDAD No hubo sorpresas en ese sentido. La novedad más significativa fue el giro sutil del mensaje de Zapatero. Ayer, el candidato invocó de nuevo la "mayoría clara" de 169 escaños en el Congreso. Sin embargo, no alardeó de "autonomía" para gobernar y admitió que su mayoría "no es suficiente". A partir de esa constatación, expresó su deseo de buscar "siempre" el apoyo de otros grupos y "cultivar" escenarios de encuentro. Se refirió a asuntos "en los que, por su contenido y entidad, la democracia gana siempre con la puesta en común de ideas y voluntades, y pierde siempre con la confrontación partidista".

Zapatero alegó que estas cuestiones requieren la inclusión de todos los grupos, pero, "en singular", la del PP. Así, se dirigió "en primer lugar" al partido de Rajoy para "trazar una estrategia de lucha antiterrorista compartida por todos para vencer a ETA"; renovar los órganos constitucionales; preparar la presidencia de la UE del 2010, y reformar la justicia. Omitió la financiación autonómica, que había incluido en su discurso del martes entre las materias de consenso.

CON LAS AUTONOMIAS Fuera del ámbito parlamentario, Zapatero se comprometió a convertir el diálogo con empresarios y sindicatos en "elemento estratégico" de la política económica y social. Y prometió practicar "con la máxima lealtad" el diálogo institucional, en particular con las autonomías. Zapatero enunció una serie de prioridades para llevar a la práctica su "idea de España". Recalcó que el Gobierno responderá "con urgencia" a la desaceleración económica manteniendo su "indiscutible personalidad social".

Rajoy mantuvo su discurso constructivo, pero firme. Dijo que su partido no solo está dipuesto, sino que "pide" llegar a acuerdos en lucha antiterrorista, modelo de Estado, pacto de Toledo, política exterior, seguridad y justicia. En estos temas, dijo, el acuerdo es una "necesidad nacional". El líder del PP criticó una vez más las propuestas de Zapatero para hacer frente a la crisis económica.

También cuestionó las medidas económicas el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida. Josu Erkoreka, del PNV, pidió un acuerdo para la "normalización política" de Euskadi.