Los presupuestos del Estado para el 2010 salieron ayer adelante en el Congreso de los Diputados con un curioso galardón: han sido los que más críticas han cosechado en sede parlamentaria de todos los presentados por los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. Incluso los dos grupos políticos que en esta ocasión han apuntalado las cuentas públicas con sus votos -- PNV y Coalición Canaria-- se sumaron al coro de reproches lanzado el día anterior desde los bancos de la derecha y de la izquierda. Vascos y canarios reconocieron sin rodeos que su apoyo no obedece ni al contenido presupuestario ni al rumbo de la política econó- mica del Ejecutivo, con los que discrepan, sino a las compensaciones obtenidas para sus respectivas comunidades autónomas.

El portavoz económico del PNV, Pedro Azpiazu, admitió, no sin ironía, que "es difícil calificar" la gestión de la crisis por parte de Zapatero. Entre otras críticas, Azpiazu citó la ausencia de reformas estructurales, la improvisación de un Gobierno "de quita y pon" y la falta de estrategia creíble para salir de la recesión. A renglón seguido, confirmó su voto a favor del proyecto presupuestario del Gobierno.

ARRIMAR EL HOMBRO Azpiazu achacó esta actitud favorable a la responsabilidad de su partido --"el PNV arrima el hombro", dijo--, pero admitió que su voto contra las enmiendas de la oposición es a cambio de que el PSOE accediera a blindar el concierto económico vasco. Ni el diputado nacionalista ni el portavoz socialista, José Antonio Alonso, en su posterior respuesta, hicieron mención alguna al duro enfrentamiento generado por la detención de Arnaldo Otegi por intentar reorganizar la ilegalizada Batasuna. No era el día.

José Luis Perestelo, de Coalición Canaria, no fue tan duro como su colega vasco, pero no dejó de señalar que el proyecto de ley de presupuestos es "manifiestamente mejorable". Fue también más efusivo. Agradeció el plan de inversión aprobado por el Gobierno para el archipiélago.

El balance de la sesión no pudo ser más gris para el Ejecutivo. Para tratar de insuflar ánimos a los suyos, el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Alonso, lanzó una retahíla de críticas contra el líder del PP. Un Mariano Rajoy que ni estaba en el hemiciclo ni se le esperaba. Las invectivas de Alonso, tan previsibles ("usted no confía en España", "no tiene propuestas alternativas", "sería incapaz de gobernar") como lo había sido el día anterior el discurso del líder de la oposición, solo sirvieron para que bancada socialista se desperezara y respondiera con algunos aplausos.

TOPICO FEMINISTA Fue un tímido intento de salir al paso de los ecos de la jornada anterior. Varios diputados socialistas coincidían con la mayoría de medios de comunicación en que la vicepresidenta Elena Salgado no había brillado en su enfrentamiento del día anterior con Rajoy. Quizás porque era consciente de ello, la ministra de Economía tiró de tópico feminista para defenderse. Rajoy había hecho con Salgado lo mismo que con su antecesor, Pedro Solbes, a saber; despreciarla como interlocutora y dirigirse directamente a Zapatero. Es pura treta parlamentaria, pero Salgado lo atribuyó al "atavismo" del que "a la derecha le cuesta tanto desprenderse". "Sentí retroceder 50 u 80 años en este país", manifestó la vicepresidenta a los periodistas en los pasillos del Congreso.

UN PP SATISFECHO La respuesta del PP no se hizo esperar. La portavoz de los conservadores en el Congreso, Soraya Sáez de Santamaría, instó a la vicepresidenta a no "escudarse" en su condición de mujer cuando las cosas "le salen mal". Los diputados conservadores no escondían su satisfacción porque al fin, después de debates y más debates, Rajoy ha podido lucir una clara victoria en un cara a cara parlamentario con los socialistas. Aunque haya sido jugando en el terreno favorable para la oposición de una economía en plena crisis.

La siguiente estación en el via crucis presupuestario del Gobierno será el debate de las enmiendas parciales. El Gobierno deberá entonces buscar aliados puntuales para superarlas, con el agravante de que Coalición Canaria no está representada en la comisión parlamentaria en la que serán sometidas a aprobación. Los socialistas tendrán que admitir, por ejemplo, algunos de los cambios propuestos por IU- ICV y el BNG. Pese a que ayer la ministra advirtió de que el margen para negociar cambios en el proyecto es pequeño, el PSOE tendrá difícil no ceder en algunos puntos.

Anticipándose a ello, Gaspar Llamazares (IU), recordó sus reivindicaciones, basadas en que la subida de impuestos anunciada por el Ejecutivo se concentre especialmente en las rentas altas. De aprobarse estos cambios, el Gobierno sería nuevamente objeto de críticas por la falta de rumbo firme en su gestión y de aliados estables para navegar contra la crisis.