El nuevo presidente de Eusko Alkartasuna (EA), Unai Ziarreta, inició ayer su mandato al frente de una ejecutiva de integración con un discurso en el que apostó por la independencia de Euskadi y defendió la consulta popular que propugna el lendakari, Juan José Ibarretxe.

Ziarreta fue proclamado presidente con el 68,5% de los votos, pese a que se presentó una única lista consensuada entre los sectores "crítico" y "oficial". Curiosamente, el nuevo secretario general, Joseba Azkarraga, hombre puente entre ambas familias, fue el miembro de la nueva ejecutiva que menor apoyo cosechó, según la votación nominal y abierta.

UN HITO EN EL CAMINO Tras ser nombrado presidente, Ziarreta defendió ante 600 congresistas que la consulta popular anunciada por el Gobierno vasco para el próximo año debe ser "un hito fundamental en el camino" hacia la paz y la normalización política de este país. El nuevo líder de Eusko Alkartasuna admitió que existen escasas expectativas de llegar a un acuerdo con el Estado, por lo que vaticinó un escenario "primero de desacuerdo y después de confrontación institucional", en el que apostó por mantener actitudes "cívicas y democráticas".

En sintonía con la ponencia política que aprobó el Congreso por aplastante mayoría, Ziarreta dejó claro que no apuesta por la "transversalidad". Aseguró que esa búsqueda de acuerdos también con formaciones no nacionalistas corre el riesgo de suponer el reconocimiento de un derecho de veto de la minoría "a las decisiones de la mayoría".

La presencia del dirigente de Batasuna Pernando Barrena como invitado al congreso de EA provocó reproches por parte de una decena de militantes, que le silbaron e incluso le acusaron de "criminal", además de instarle a que condenara el ataque de Sestao. Mientras la mesa pedía calma, la mayoría de los congresistas aplaudió con fuerza al portavoz de Batasuna. Barrena estuvo acompañado por Karmele Aierbe, también miembro de la formación ilegalizada.