Las quejas han disminuido en un año, pero las causas siguen siendo las mismas. El servicio del Defensor del Profesor en Extremadura recibió el pasado curso 2010-2011 un total de 31 quejas de docentes, trece menos que el curso anterior, pero la desesperación de quienes llegan a dar este paso no varía.

Amenazas y acoso tanto de alumnos como de sus padres están detrás de la mayoría de las reclamaciones que los docentes extremeños realizaron a esta figura en el último año. "Cuando acuden al servicio lo hacen ya porque la situación es desesperante, ya sufren trastorno del sueño y el apetito y no saben cómo sobrellevar la situación", explica Beatriz Berrocal, la responsable del servicio en Cáceres. Antes de dar este paso los docentes en apuros suelen recurrir al equipo directivo del centro para mediar en el conflicto, y si éste no responde, buscan la ayuda de servicios como éste que ofrece el sindicato ANPE a través de la línea telefónica --699526670--, principal fuente de contacto. "Antes había más llamadas por faltas de respeto, pero ahora éstas ya se asumen como algo habitual en el aula y no debería ser así", critica Berrocal.

La mayoría de los problemas están motivados por el acoso y las amenazas de alumnos y también por enfrentamientos con sus progenitores, que llegan incluso a presionar a los docentes insistentemente para modificar las calificaciones de sus hijos, señala la responsable del servicio.

ANSIEDAD Estas presiones acaban provocando alteraciones en los docentes, que en más del 80% de los casos sufren ansiedad, alteraciones fisiológicas y sentimientos de impotencia, "que es lo que les hace buscar ayuda fuera del entorno". En el 40% de los casos el profesor se sumerge en un cuadro de depresión y el 28% llega incluso a darse de baja por estos problemas, según los datos de Cáceres, donde se han atendido a 14 docentes --los 17 restantes en Badajoz--.

Uno de los casos más complicados del pasado curso fue el acoso de un grupo de alumnos a un profesor cacereño con la intención de apartarlo de la docencia. "Le hacían la vida imposible, le dejaban escritos por todos lados,... lo que acabó con la baja del docente al ver cuestionado su trabajo", señala Berrocal. "Los alumnos saben con quién tienen que meterse, aquellos que tienen baja autoestima y menos personalidad; vamos viendo características de los docentes que se repiten".

El total de las personas atendidas el pasado curso ejercían en centros públicos de la región, y la mayoría tiene como protagonistas a los alumnos de Secundaria, "aunque este año se aprecia un repunte de problemas en los ciclos formativos". En Infantil y Primaria la problemática es menor. Los datos también reflejan un ligero aumento de los docentes que no se sienten respaldados por el equipo directivo de su centro tras un conflicto en el aula. En el conjunto del país, el Defensor del Profesor atendió el pasado curso a 3.683 docentes, y a más de 18.000 en los seis años desde la puesta en marcha del servicio.