La Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Intelectual de Extremadura (Feaps), y las 30 asociaciones que aglutina, celebró ayer en Mérida, en el hotel Las Lomas, su XI Jornada Autonómica, que este año ha girado sobre el apoyo familiar.

La jornada, inaugurada por la consejera de Sanidad y Dependencia, María Jesús Mejuto, y el alcalde de Mérida, Angel Calle, congregó a unas 400 familias de toda la región. El objetivo fue el de abrir un espacio donde pudieran compartir e intercambiar experiencias y opiniones en torno a las personas con discapacidad intelectual y entre las familias que integran este movimiento.

Entre las historias anónimas de algunas de estas familias que acudieron a la jornada está la del matrimonio integrado por Manuel Castro y Fernanda Ruiz, de Azuaga, con una hija de 36 años afectada por una parálisis cerebral profunda. Fernanda relata que cuando nació su hija "nos costó mucho asimilar el golpe, pero una vez que lo reconoces es más fácil. Ha sido un camino muy largo y muy duro".

Fernanda se dio cuenta de que necesitaba hablar con familias que tuvieran el mismo problema y creó un grupo para ayudarse mutuamente que fue el germen de Aprosuba de Azuaga, donde ahora se atiende a 50 niños de la comarca.

Luisa Pedroso, de Don Benito, viuda desde hace nueve meses, tiene una hija de 21 años con el síndrome de Lesnon, con una discapacidad del 86%, que está en el centro de Aprosuba de Villanueva de la Serena. Relata que su hija "necesita todo, darle de comer, bañarla, medicación..., una persona las 24 horas del día". El problema de Raquel es que su madre solicitó hace año y medio una plaza en el Centro de Día de Villanueva y no ha recibido respuesta "y mi hija se tiene que quedar en casa, y no hay derecho. Me dicen que como soy de Don Benito, mi hija pertenece al centro de Don Benito, cuando lleva 21 años en Villanueva", explicó.

Otro caso distinto es el del matrimonio formado por José Sánchez y Maria del Carmen Montesinos, de Plasencia, que tienen a su cargo un hermano de Carmen con síndrome de Down de 42 años.

Carmen cuenta que su hermano no recibió estimulación temprana "porque no se sabía nada sobre ello. Pero dentro de eso, es listísimo y tiene una memoria increíble".

Maribel Bermejo, de Cáceres, tiene un hijo con discapacidad intelectual de 16 años que necesita cuidados permanentemente. Afirma que cuando lo supieron "el mundo se nos vino encima. Me hablaron de una asociación, pero me sentía fuerte y creía que sola podía sacar a mi hijo adelante. Pero en menos de un año me di cuenta de que necesitaba estar asociada. Necesitaba tener contactos con otras familias, fuera cual fuera la discapacidad de sus hijos, porque son los que nos comprenden", indicó.