La ONU ha decidido retirar "temporalmente" a la totalidad de su personal internacional de Bagdad, según anunció ayer una portavoz de la organización en Ginebra. La medida, adoptada tras el atentado del pasado lunes contra la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), supone un duro revés para el trabajo de las organizaciones humanitarias en Irak y tendrá un considerable impacto político y psicológico en el país.

"Hemos pedido al personal de Bagdad que salga de Irak para mantener consultas con funcionarios de la sede central acerca del futuro de nuestras operaciones", indicó la portavoz, Marie Heuse, quien evitó cuidadosamente hablar de "evacuación", término que se aplicaría a una retirada definitiva. Pero, pese a la supuesta temporalidad, no hay fecha de regreso prevista.

RETIRADA PROGRESIVA

La ONU ya había reducido notablemente su contingente extranjero en Irak tras el atentado del pasado 19 de agosto contra su sede en Bagdad, que costó la vida a 22 personas, incluido el jefe de la misión, Sergio Vieira de Mello. Desde entonces, apenas quedaban una docena de funcionarios internacionales en la capital. El resto, menos de 50, se encuentran en Irbil, en el norte de Irak, donde las condiciones de seguridad son mucho mejores y, de momento, no serán retirados.

El miércoles, el CICR anunció una retirada parcial de su personal internacional. "No podemos trabajar detrás de muros de cemento. Hemos de ser accesibles a la gente", señaló ayer la portavoz de este organismo en Bagdad, Nada Dumani. Otras organizaciones humanitarias, como Médicos sin Fronteras, están evacuando también a parte de sus miembros.

Mientras, los ataques de la resistencia contra las fuerzas ocupantes no cesan. Ayer, un tren cargado de material logístico para el Ejército de EEUU fue atacado con un artefacto explosivo adosado a los raíles, en Falajat, a unos 75 kilómetros de Bagdad y cerca de Faluya, bastión de los grupos leales al derrocado régimen de Sadam Husein.

Al menos cuatro contenedores ardieron y, aunque no se produjeron víctimas, el ferrocarril fue saqueado por centenares de personas que se abalanzaron sobre la carga y se llevaron objetos tan diversos como ordenadores, fotocopiadoras, medicinas, bombas neumáticas, bidones de agua y medallas para condecoraciones. "La gente ha oído la explosión y ha venido hasta aquí", declaró Fadil Mohamed, uno de los testigos.

Más al norte, en Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein, las tropas norteamericanas llevaron a cabo una redada la pasada madrugada, en busca de personas sospechosas de participar en los ataques. Numerosas viviendas fueron registradas y al menos 14 personas fueron detenidas. "Estamos apuntando a lo que sospechamos es una red de células terroristas que opera en Tikrit, y planifica y ejecuta ataques contra las fuerzas de la coalición", afirmó el coronel Steve Russell.

ACUSACION DE WASHINGTON

La operación en Tikrit coincidió con las acusaciones lanzadas en Washington de que Izat Ibrahim al Duri, que era vicepresidente del Consejo del Mando de la Revolución y considerado número dos del derrocado régimen de Sadam Husein, coordina los ataques contra los ocupantes.