Cuando Lyndon B. Johson dio el relevo a Richard Nixon en la Casa Blanca en 1968, EEUU estaba inmerso en la guerra de Vietnam. Transcurridos 40 años, el presidente electo, Barack Obama, se prepara para suceder a George Bush con el país librando no una guerra sino dos y mientras la nación vive la peor crisis económica en décadas.

Ante la particularmente difícil situación política y económica, y alertando de que "nada gustaría más a los extremistas violentos que explotar el periodo de cambio para hacer daño al pueblo americano", el presidente Bush se comprometió ayer a tratar de realizar la transición de la forma más fluida posible y habló de "un esfuerzo sin precedentes para asegurar que el Ejecutivo está preparado para cumplir sus obligaciones en todo momento".

Bush anunció su primera reunión con Obama en la Casa Blanca para principios de la semana que viene, un encuentro en el que abordarán la actual situación en Irak y Afganistán y la crisis económica, aunque no se facilitaron detalles sobre los planes para la participación de Obama en la cumbre económica del G-20 del fin de semana que viene. Los asesores de Obama confirmaron que él y su esposa, Michelle --que ya hablado por teléfono con Laura Bush--, visitarán la Casa Blanca el lunes.

La transición, de hecho, ha comenzado ya. El Departamento de Justicia ya ha realizado los controles de seguridad de los miembros del equipo de transición de Obama y les ha dado la luz verde que les permite empezar a trabajar en la Casa Blanca y participar en sesiones informativas del Ejecutivo.

REUNION INFORMATIVA Ayer, además, Obama participó por primera vez en la sesión informativa que a diario reciben Bush y su equipo de los servicios de espionaje --especialmente de la CIA-- sobre asuntos de seguridad. Obama se sumó a ese encuentro desde las oficinas del FBI en Chicago, la ciudad donde se forjó como político y en la que ha decidido quedarse para preparar su equipo, en parte ante la insistencia de su esposa de tratar de evitar mientras sea posible que la vida escolar de sus dos hijas se altere dramáticamente.

En todo Chicago, el rostro de Obama es ineludible, especialmente cerca del ayuntamiento, donde el alcalde ha financiado enormes pancartas felicitando a su ciudadano adoptivo. Pero es mucho más complicado ver en persona al presidente electo. Ha sido retratado en sus visitas matinales al gimnasio, pero ha logrado mantener lejos a las cámaras en sus reuniones estratégicas, protegiendo en un táctico secreto sus deliberaciones y controlando los anuncios de sus decisiones. Una de los más importantes era la selección de su jefe de gabinete, y ayer se confirmó que Rahm Emanuel acepta el cargo. También ayer se supo que Robert Gibbs --hombre de confianza de Obama y su portavoz en su etapa de senador-- será el portavoz de la Casa Blanca. Y su primera misión será organizar la primera rueda de prensa de Obama, anunciada para hoy en Chicago. Esa comparecencia de debut ante los medios como presidente electo se producirá después de que Obama mantenga una reunión con el equipo económico de transición-- nombrado ayer y compuesto por 17 personas--, por lo que podría incluir también el anuncio de su elegido como secretario del Tesoro, uno de los puestos vitales de su Administración. Entre los nombres que cobran fuerza para ocupar la cartera está el de Lawrence Summers, que ya ocupó el cargo con Bill Clinton.

Obama se ha rodeado de muchos veteranos del anterior presidente demócrata. Y entre los más destacados, aparte de Emanuel, está John Podesta, que fue jefe de gabinete de Clinton y ayudó a los Bush a instalarse hace ocho años. El triunvirato de transición lo completan Valerie Jarrett, empresaria de Chicago, y Pete Rouse, jefe de gabinete de Obama en el Senado.